Hace 100 años
28 de mayo de 1917
Primera Guerra Mundial
La Hungría de Tisza
El 25 de mayo, los alemanes lanzan el primer gran ataque aéreo sobre
Inglaterra usando aviones. Hasta 1917, el arma principal de bombardeo
estratégico en el arsenal alemán había sido el dirigible que, sin embargo, iba
quedando rezagado en la carrera tecnológica, especialmente tras la aparición de
la excelente serie de bombarderos “Gotha”. En marzo de 1917, los primeros
“Gotha G.IV” fueron desplegados en unidades aéreas especializadas de bombardeo.
El objetivo de los ataques del 25 de mayo era Londres, pero las aeronaves no
consiguieron dar con la capital británica. De los 23 bombarderos que despegaron
desde sus bases en el continente, dos tuvieron que regresar debido a desperfectos
técnicos, cuando sobrevolaban el Canal de la Mancha. Una capa de nubes impidió
el ataque a Londres, de modo que los aviones tuvieron que buscar blancos
secundarios en el puerto de Folkstone y en el campo del Ejército Británico en
Shorncliffe. La incursión dejó 95 muertos y 195 heridos, la mayoría civiles de
Folkstone.
El “raid” del 25 de mayo sería el primero de una nueva fase en el
bombardeo estratégico de Gran Bretaña. Nunca quedó claro que este tipo de
operaciones consiguieran quebrantar la moral de la población civil afectada y
todavía no eran capaces de causar tanto daño, como para afectar seriamente la
logística del adversario. Sí era seguro que los ataques a poblados civiles no
ayudaban a mejorar la ya deteriorada imagen internacional de los alemanes, que
había sufrido mucho por la guerra submarina sin restricciones, una estrategia
de dudoso éxito, que finalmente arrastró a Estados Unidos en la guerra. En todo
caso, los alemanes sabían que las cosas podían empeorar poco, desde el punto de
vista de la diplomacia, si ya estaban en guerra con los norteamericanos, de
modo que seguirían empleando el submarino de manera indiscriminada. De hecho,
el 26 de mayo de 1917, un sumergible germano echó a pique el buque hospital
británico “Dover Castle”, mientras navegaba por el Mediterráneo.
El 23 de mayo de 1917, el conde István Tisza, Ministro-Presidente de
Hungría, presenta su renuncia. Había sido la figura principal de la mitad
magiar de Imperio Habsburgo desde 1913. Desde su cargo, reconoció la necesidad
de presentar el ultimátum de 1914 a Serbia, pero era contrario a expandir el
Imperio a costa de anexar Bosnia-Herzegovina o, en general, cualquier otro
territorio eslavo, que aumentara la inestabilidad y pudiera amenazar la
hegemonía de la minoría magiar en el Reino de Hungría. Tisza era un resuelto
defensor del estatus privilegiado de los magiares en el Imperio, una postura
que lo llevó a enfrentarse con el heredero del trono, el asesinado Francisco
Fernando, que había sido partidario de diluir la influencia magiar, otorgando
más protagonismo a los eslavos de la Monarquía Dual.
Con sólo un 10 por ciento de la población habilitado para para participar
en política, el régimen de gobierno en Hungría se acercaba mucho a la dictadura
de una minoría étnica sobre un reino multinacional. Además de amortiguar el
peligro nacionalista, el estilo de gobierno de Tisza contribuyó a que las
condiciones de vida cambiaran menos drásticamente que en Austria, luego del
inicio de la guerra en 1914. El jefe de gobierno húngaro pudo mantener al
mínimo la influencia de los mandos militares en la administración civil. A
diferencia de lo ocurrido en Austria, el Parlamento Húngaro siguió funcionando
a pesar de la guerra, en gran parte, gracias a la mayor estabilidad que
proporcionaba la elite magiar que dominaba sus escaños casi sin contrapeso. Finalmente
las medidas proteccionistas y la gran riqueza agrícola húngara permitieron al
gobierno húngaro aminorar las carencias alimentarias que, en cambio, causaron
tantos desbarajustes en Austria.
Tisza influyó en el joven Emperador-Rey Carlos, cuando éste asumió el
trono en 1916, tras la muerte de Francisco José. Convenció al nuevo monarca de
coronarse como Rey Apostólico de Hungría lo antes posible, como una forma de
dar una imagen de estabilidad al tambaleante Imperio. Sin embargo, el
inexperimentado Carlos, al seguir el consejo de su jefe de gobierno húngaro,
perdió toda oportunidad de reformar la constitución, pues debía jurar
mantenerla intacta, como parte del rito de coronación. La jugada de Tisza dio
resultado en el sentido de mantener el status quo privilegiado de los magiares,
pero la guerra y la derrota acabarían con esos privilegios y con la Monarquía
Dual de una sola vez. El mismo Tisza acabó asesinado en los turbulentos días de
disolución del viejo Imperio de los Habsburgo, en 1918.
Abajo, una caricatura publicada en un periódico austriaco de octubre de
1917. Se titula “Cis y Trans”, aludiendo a los nombres alternativos de las dos
mitades del Imperio: Cisleitania o Austria y Transleitania o Hungría, así
llamadas por que la línea divisoria correspondía al río Leita, representado en
el dibujo. El dibujante juega con la política proteccionista del gobierno
húngaro, que podía implementar, incluso a costa de Austria, gracias al
inusitado grado de autonomía del que gozaba Hungría, respecto de Viena.
Tradicionalmente Hungría había sido considerada el granero del Imperio, pero
Budapest decidió recortar drásticamente la exportación de alimentos, para
disminuir el impacto del hambre en su población, aunque aquello significara que
Austria y, muy especialmente, la capital imperial sufrieran escasez.
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