lunes, 29 de mayo de 2017

Hace 100 años - 28 de mayo de 1917 - Primera Guerra Mundial - La Hungría de Tisza

Hace 100 años
28 de mayo de 1917
Primera Guerra Mundial

La Hungría de Tisza

El 25 de mayo, los alemanes lanzan el primer gran ataque aéreo sobre Inglaterra usando aviones. Hasta 1917, el arma principal de bombardeo estratégico en el arsenal alemán había sido el dirigible que, sin embargo, iba quedando rezagado en la carrera tecnológica, especialmente tras la aparición de la excelente serie de bombarderos “Gotha”. En marzo de 1917, los primeros “Gotha G.IV” fueron desplegados en unidades aéreas especializadas de bombardeo. El objetivo de los ataques del 25 de mayo era Londres, pero las aeronaves no consiguieron dar con la capital británica. De los 23 bombarderos que despegaron desde sus bases en el continente, dos tuvieron que regresar debido a desperfectos técnicos, cuando sobrevolaban el Canal de la Mancha. Una capa de nubes impidió el ataque a Londres, de modo que los aviones tuvieron que buscar blancos secundarios en el puerto de Folkstone y en el campo del Ejército Británico en Shorncliffe. La incursión dejó 95 muertos y 195 heridos, la mayoría civiles de Folkstone.

El “raid” del 25 de mayo sería el primero de una nueva fase en el bombardeo estratégico de Gran Bretaña. Nunca quedó claro que este tipo de operaciones consiguieran quebrantar la moral de la población civil afectada y todavía no eran capaces de causar tanto daño, como para afectar seriamente la logística del adversario. Sí era seguro que los ataques a poblados civiles no ayudaban a mejorar la ya deteriorada imagen internacional de los alemanes, que había sufrido mucho por la guerra submarina sin restricciones, una estrategia de dudoso éxito, que finalmente arrastró a Estados Unidos en la guerra. En todo caso, los alemanes sabían que las cosas podían empeorar poco, desde el punto de vista de la diplomacia, si ya estaban en guerra con los norteamericanos, de modo que seguirían empleando el submarino de manera indiscriminada. De hecho, el 26 de mayo de 1917, un sumergible germano echó a pique el buque hospital británico “Dover Castle”, mientras navegaba por el Mediterráneo.

El 23 de mayo de 1917, el conde István Tisza, Ministro-Presidente de Hungría, presenta su renuncia. Había sido la figura principal de la mitad magiar de Imperio Habsburgo desde 1913. Desde su cargo, reconoció la necesidad de presentar el ultimátum de 1914 a Serbia, pero era contrario a expandir el Imperio a costa de anexar Bosnia-Herzegovina o, en general, cualquier otro territorio eslavo, que aumentara la inestabilidad y pudiera amenazar la hegemonía de la minoría magiar en el Reino de Hungría. Tisza era un resuelto defensor del estatus privilegiado de los magiares en el Imperio, una postura que lo llevó a enfrentarse con el heredero del trono, el asesinado Francisco Fernando, que había sido partidario de diluir la influencia magiar, otorgando más protagonismo a los eslavos de la Monarquía Dual.

Con sólo un 10 por ciento de la población habilitado para para participar en política, el régimen de gobierno en Hungría se acercaba mucho a la dictadura de una minoría étnica sobre un reino multinacional. Además de amortiguar el peligro nacionalista, el estilo de gobierno de Tisza contribuyó a que las condiciones de vida cambiaran menos drásticamente que en Austria, luego del inicio de la guerra en 1914. El jefe de gobierno húngaro pudo mantener al mínimo la influencia de los mandos militares en la administración civil. A diferencia de lo ocurrido en Austria, el Parlamento Húngaro siguió funcionando a pesar de la guerra, en gran parte, gracias a la mayor estabilidad que proporcionaba la elite magiar que dominaba sus escaños casi sin contrapeso. Finalmente las medidas proteccionistas y la gran riqueza agrícola húngara permitieron al gobierno húngaro aminorar las carencias alimentarias que, en cambio, causaron tantos desbarajustes en Austria.

Tisza influyó en el joven Emperador-Rey Carlos, cuando éste asumió el trono en 1916, tras la muerte de Francisco José. Convenció al nuevo monarca de coronarse como Rey Apostólico de Hungría lo antes posible, como una forma de dar una imagen de estabilidad al tambaleante Imperio. Sin embargo, el inexperimentado Carlos, al seguir el consejo de su jefe de gobierno húngaro, perdió toda oportunidad de reformar la constitución, pues debía jurar mantenerla intacta, como parte del rito de coronación. La jugada de Tisza dio resultado en el sentido de mantener el status quo privilegiado de los magiares, pero la guerra y la derrota acabarían con esos privilegios y con la Monarquía Dual de una sola vez. El mismo Tisza acabó asesinado en los turbulentos días de disolución del viejo Imperio de los Habsburgo, en 1918.

Abajo, una caricatura publicada en un periódico austriaco de octubre de 1917. Se titula “Cis y Trans”, aludiendo a los nombres alternativos de las dos mitades del Imperio: Cisleitania o Austria y Transleitania o Hungría, así llamadas por que la línea divisoria correspondía al río Leita, representado en el dibujo. El dibujante juega con la política proteccionista del gobierno húngaro, que podía implementar, incluso a costa de Austria, gracias al inusitado grado de autonomía del que gozaba Hungría, respecto de Viena. Tradicionalmente Hungría había sido considerada el granero del Imperio, pero Budapest decidió recortar drásticamente la exportación de alimentos, para disminuir el impacto del hambre en su población, aunque aquello significara que Austria y, muy especialmente, la capital imperial sufrieran escasez.




Hace 75 años - 28 de mayo de 1942 - Segunda Guerra Mundial - Rommel a la carga

Hace 75 años
28 de mayo de 1942
Segunda Guerra Mundial

Rommel a la carga

En Ucrania, parece que los alemanes van a repetir los grandes avances del verano de 1941. El 23 de mayo de 1942, con sólo cuatro divisiones panzer, consiguen cercar a dos ejércitos soviéticos completos: el 6º y el 57º, que quedan encerrados en Izium. El 26 de mayo, la URSS y el Reino Unido firman un tratado en Londres, acordando que ninguna de las dos partes firmará una paz por separado con Alemania. Los términos del acuerdo incluyen una alianza de 20 años, el compromiso a no entrar en alianzas contrarias a la contraparte y a no interferir en los asuntos internos del otro. Salvo por el rechazo a firmar una paz por separado, dicho acuerdo sería totalmente incumplido por ambas partes firmantes. Por el momento, sin embargo, los comunistas firmarán cualquier cosa que signifique ganar algo de tiempo y suministros de los Aliados. El 28 de mayo, el general Semyon Timoshenko ordena cesar toda actividad ofensiva en torno a Járkov, concediendo la victoria, de hecho, en esta importante batalla, a los alemanes.

En Europa Central, el 27 de mayo, la resistencia checa se anota uno de sus mayores éxitos, cuando un grupo de  soldados checos, entrenado por los británicos, emboscan el automóvil conducido por el “Obergruppenführer” (teniente general) de las “SS”, Reinhard Heydrich. Heydrich se desempeñaba como “Protector” de Bohemia y Moravia, es decir, los territorios checos incorporados al “Reich” poco antes de la guerra. Había demostrado especial crueldad en su gestión, al punto de ser llamado el “Carnicero de Praga”, y fue una de las figuras centrales de la llamada “Entrevista de Wannsee”, donde se decidió adoptar la “Solución Final”, es decir, el exterminio de todas las comunidades judías de Europa.

En el Pacífico, japoneses y Aliados no se dan tregua. El 24 de mayo de 1942, un grupo de tres bombarderos medianos estadounidenses atacan Rabaul, Nueva Bretaña, destruyendo el cuartel general de un grupo aéreo japonés y cuatro aviones que estaban en la pista. Dos aparatos norteamericanos resultaron dañados durante la incursión. El modelo usado en esta operación era el “B-26 Marauder”, que era llamado el “hacedor de viudas” al comienzo de la campaña, por su alta tasa de accidentes. Fue muy usado en el Pacífico por la “USAAF” y, con el paso de los años, el entrenamiento y las mejoras aerodinámicas del aparato consiguieron que se convirtiera en un aparato seguro para sus tripulaciones y muy peligroso para sus enemigos.

Los japoneses ya inician los movimientos preparativos para la ofensiva de Midway, que esperan sea decisiva, aunque en Tokio ignoran que gran parte de sus comunicaciones son interceptadas y descifradas por los servicios de inteligencia naval del enemigo. El 25 de mayo, el submarino japonés “I-9” lanza su hidroavión para una misión de reconocimiento sobre las Aleutianas. Ese mismo día, la Flota Japonesa del Norte, bajo el mando del almirante Boshiro Hosogaya, zarpa desde Japón. Los norteamericanos ya tienen una idea de la escala que tendrá el ataque sobre Midway, aunque no pueden decodificar todos los mensajes y hay detalles que no conocen, como la participación de los acorazados japoneses, con el mismísimo almirante Isoroku Yamamoto, Jefe de la Flota Combinada, a bordo del “Yamato”, el más poderoso acorazado jamás construido, que acaba de convertirse en operacional.

El 27 de mayo, una flota de invasión, con 5.000 soldados japoneses a bordo, parte desde las Islas Marianas, con el objetivo de ocupar Midway. Los equipos de criptoanálisis, dirigidos por Joseph Rochefort, ya han podido determinar que la fecha del ataque japonés sobre Midway será el 4 de junio y que el atolón será su blanco principal. La “US Navy” va a necesitar cada avión y buque del que pueda echar mano. El 27 de mayo, el portaaviones “USS Yorktown”, seriamente dañado en la Batalla del Mar del Coral, llega hasta Pearl Harbor y de inmediato 1.400 trabajadores son asignados para repararlo, de modo que pueda participar en la inminente batalla. Al día siguiente, los otros dos portaaviones norteamericanos, “USS Hornet” y “USS Enterprise”, zarpan hacia Midway.


El 26 de mayo de 1942, termina la espera en el Norte de África, cuando las fuerzas del Eje lanzan su ofensiva. El día anterior, el general Ludwig Crüwell hace una finta con sus fuerzas en el centro de la Línea de Gazala, defendida por fuerzas aliadas. Usando motores de aviación montados en camiones, los alemanes levantan grandes nubes de polvo, haciendo creer a los británicos que su fuerza de ataque está compuesta de muchos más tanques que los que realmente tienen. Crüwell logra atraer hacia él parte importante de las defensas, dejando más vulnerables los puntos en que, al día siguiente, el general Erwin Rommel planea atacar con todas sus divisiones alemanas e italianas. El principal empuje germano-italiano se dejó sentir en los extremos sur y norte de la línea, donde muchas posiciones británicas y de la “Commonwealth” fueron destruidas y capturadas. El mayor problema para los alemanes estaría en el fuerte de Bir Hakeim, defendido por soldados de la Francia Libre, que dejaron atadas considerables fuerzas del Eje.

El mando británico aún cree que el ataque principal de Rommel estará en el centro de la línea y no se envían refuerzos a los flancos amenazados. Los alemanes están atacando con tres divisiones blindadas, incluyendo dos “panzer” y la célebre “Ariete” italiana, apoyadas por la motorizada italiana “Trieste” y la motorizada alemana “Ligera” 90ª. Los alemanes se encuentran con los tanques “Grant”, de fabricación estadounidense, que equipan los cuadros de las brigadas blindadas 4ª y 7ª del 8º Ejército Británico, que se oponen a su avance. El tanque mediano “M3” fue bautizado indistintamente como “Grant” y como “Lee” por los soldados británicos, sus principales usuarios en 1942, honrando la memoria de dos famosos generales estadounidenses de la Guerra de Secesión: el confederado Robert E. Lee y el unionista Ulysses S. Grant. Las denominaciones eran usadas según se tratara de la versión construida con torretas de especificaciones estadounidenses —Lee— o con una torreta de diseño británico —Grant—. Su arma principal era una potente pieza de 75 milímetros, cuyo alcance y poder de fuego impresionó a Rommel, pero tenía el indudable defecto de montar la pieza en una barbeta a la derecha de la carrocería que, por tanto, no podía girar completamente y, en muchos casos, para enfrentar su blanco, era necesario girar todo el tanque, disminuyendo su eficacia, especialmente al ataque.

El tanque contaba también con un cañón en una torreta superior de 37 milímetros. En sí misma, la torreta era un buen aporte cuando se trataba de luchar contra otros carros, pero el calibre era insuficiente para 1942 y añadía excesiva altura a la silueta del tanque, que podía ser visto desde muy lejos, convirtiéndose en un generoso blanco para los letales tanquistas y artilleros alemanes; algún oficial británico se llegó a quejar que conducir un “Grant” al combate era tan discreto como partir a la batalla manejando una catedral. Más allá de las desventajas técnicas, los británicos no usaron bien sus recursos, sobre todo, al comienzo de la batalla. Además, los ítalo-alemanes tenían el cerco sobre Malta muy cerrado y aprovecharon la ocasión de reponer muchas de sus pérdidas de meses anteriores, de modo que entraron en combate con dotaciones abundantes de armas, especialmente tanques. Durante 1942, aparecería en acción la nueva versión del “Panzer IV”, el modelo “G”, dotado con una poderosa pieza de 75 milímetros, modificada para ser más efectiva contra tanques enemigos. Aunque todavía estaba representado en números escasos, con el “Panzer IV Ausf. G”, la “Wehrmacht”, por fin, tras dos años y medio de guerra, contaba con un modelo de carro realmente competitivo. Un nuevo tanque, ahora sí, equivalente al de sus adversarios, unido a la reconocida pericia de las tripulaciones blindadas germanas, iba a significar un año muy difícil para las formaciones acorazadas de los Aliados.

En la fotografía, un “Panzer IV G”, pintado para el desierto, con las insignias de la 15ª División Panzer del “Afrika Korps”. Este vehículo está en exhibición en el Museo de Tanques de Munster, Alemania.




domingo, 21 de mayo de 2017

Hace 100 años - 21 de mayo de 1917 - Primera Guerra Mundial - Los dilemas de Kerenski

Hace 100 años
21 de mayo de 1917
Primera Guerra Mundial

Los dilemas de Kerenski

En la noche del 14 al 15 de mayo de 1917, la Imperial y Real Marina Austrohúngara lanzó un ataque que pasaría a la historia como la Batalla de Otranto. Con una fuerza de cruceros ligeros y destructores, apoyada por submarinos, los austrohúngaros se proponían destruir o dislocar gravemente la llamada “Barrera de Otranto”, un complejo sistema de bloqueo, implementado por la Entente en 1914, ideado para mantener a la Marina Austrohúngara embotellada en el Mar Adriático. El objetivo se había cumplido parcialmente con las grandes unidades de superficie, pero los submarinos alemanes y austrohúngaros casi siempre encontraban una brecha entre los pequeños pesqueros armados que patrullaban el estrecho y conseguían llegar a la amplitud del Mediterráneo, donde causaban serios descalabros en las líneas de comunicación marítima de la Entente.

El ataque del 14 de mayo tenía el propósito de dislocar indefinidamente el bloqueo y, tras una intensa acción de combate que incluyó la participación de las marinas de cinco naciones, los austrohúngaros se retiraron habiendo cumplido su objetivo en gran parte. Las medidas de contención se mantuvieron en el Estrecho de Otranto, pero con menor intensidad. Las potencias de la Entente se estaban dando cuenta de que sólo el sistema de convoyes podía mantener a las naves mercantes a salvo de la amenaza de los submarinos. Por el momento, el entonces capitán Miklós Horthy se convirtió en el más influyente comandante naval del Imperio Habsburgo. Acabaría la guerra como Comandante en Jefe y sería el hombre fuerte de la Hungría de entreguerras.

El 15 de mayo de 1917, el general Philippe Pétain sucede al general Robert Nivelle, caído en desgracia, en el comando del Grupo de Ejércitos Franceses Norte y Noreste. El general Ferdinand Foch reemplaza a Pétain en el cargo que desempeñaba hasta entonces, Jefe del Estado Mayor. Con el tiempo, Foch llegará a ser el jefe de todas las tropas de la Entente en el Oeste.

El 16 de mayo de 1917, Alexander Kerenski recibe el nombramiento de Ministro de Guerra del Gobierno Provisional Ruso, establecido tras la abdicación del Zar Nicolás II. El ingreso de Kerenski al gobierno en febrero fue resistido por una parte de su propio partido, el Socialista Revolucionario, que no se sentía cómodo dejando uno de sus miembros en lo que consideraba un régimen “burgués”, incluso sin el Zar de por medio. Kerenski, real o fingidamente, aceptó a regañadientes, y consiguió permanecer al mismo tiempo dentro de la estructura de su partido y del Soviet de Petrogrado. Su nombramiento como ministro de guerra obedeció a la necesidad de animar a las tropas con la presencia de un gran héroe revolucionario, como Kerenski, en vistas a la gran ofensiva proyectada para el verano. Se esperaba de él, que consiguiera moderar el extremismo de los elementos más radicales del Soviet, mientras que los revolucionarios más duros le exigían que acelerara el proceso transformador desde su presencia en el gobierno. Como era de esperarse, terminó desilusionando a todos.

La omnipresencia de Kerenski lo convirtió en la figura dominante del Gobierno Provisional, que rigió al agonizante Imperio Ruso desde la caída de Nicolás II, en febrero (juliano) de 1917, hasta el golpe de fuerza bolchevique de octubre del mismo año. Kerenski aportó su gran carisma y ascendiente popular en el gobierno, pero careció de un programa claro para ejecutar. Tampoco pudo conciliar las posiciones populares y gubernamentales en el espinoso asunto de la guerra. El país estaba dividido entre los que pensaban que Alemania y sus aliados podían ser derrotados, y aquellos que asociaban la revolución con la paz, incluso si eso significaba hacer importantes concesiones al enemigo y comprometer el estatus de Rusia como gran potencia. Al margen de los líderes políticos, miles de soldados-campesinos estaban ansiosos por dejar el frente y volver a su patria, para participar de lo que suponían sería un gran reparto de tierras arrebatadas a los terratenientes.

El 19 de mayo, el Gobierno Ruso emitió una declaración rechazando cualquier posibilidad de plantear una paz por separado. Kerenski, cada vez más protagónico, se decantaba por la suculenta promesa de cumplir el viejo sueño imperialista de la Rusia de los Zares: dominar los estrechos y regir sobre Constantinopla, la Segunda Roma.

En la fotografía, Kerenski aparece al frente de su Estado Mayor, mientras pasa revista a las tropas rusas en el frente.



Hace 75 años - 21 de mayo de 1942 - Segunda Guerra Mundial - Victoria japonesa en Birmania

Hace 75 años
21 de mayo de 1942
Segunda Guerra Mundial

Victoria japonesa en Birmania

El 16 de mayo entra en operaciones el 112º Escuadrón de la Real Fuerza Aérea Australiana. Sería la primera unidad de “Kittybombers”, es decir, cazas “P-40 Kittyhawk” modificados para cargar una bomba de 300 kilos y poder realizar apoyo aéreo estrecho en el Desierto Occidental. Gradualmente los Aliados van equilibrando el dominio de los aires, gracias al inmenso aporte de la industria norteamericana y a la recuperación de una Gran Bretaña que ya no está limitada a luchar sólo por la sobrevivencia. Sin embargo, los aviadores aliados todavía tienen grandes desafíos por delante. El 16 de mayo, el “as” de la “Luftwaffe”, Hasn Joachim Marseille alcanza su derribo número 60. Marseille es fuera de serie, pero es ejemplo de lo peligrosos que pueden llegar a ser los pilotos alemanes, incluso en condiciones de inferioridad.

La Batalla del Estrecho de Kerch sigue mal para los soviéticos. El 16 de mayo, los alemanes capturan la ciudad del mismo nombre. La retirada del Ejército Rojo se transforma en una evacuación, que intenta salvar tantas tropas y material de guerra como sea posible, de otra gran rendición masiva. Un poco más al norte, en Jarkov, Ucrania, la ofensiva del 28º Ejército Soviético es definitivamente detenida por los alemanes. Sólo el 18 de mayo, los rusos, mal mandados y poco motivados, pierden 130 tanques, muchos de los cuales son abandonados por sus tripulantes tras breve lucha. El 19, Iosif Stalin da permiso de retirada a Semión Timoshenko, cuyas fuerzas están amenazadas de quedar encerradas en un movimiento de tenazas de las divisiones “panzer”.

Japón sigue avanzando en Birmania. El 15 de mayo de 1942, columnas británicas en retirada ya han sido empujadas hasta la frontera noreste de la India. Para el 18 de mayo, la mayor parte de las tropas británicas en retirada han debido retirarse tras la frontera del “Raj”. El 20 de mayo, las últimas tropas indias y británicas han abandonado Birmania, que puede considerarse conquistada por los japoneses, ayudados por sus aliados tailandeses y el pequeño ejército local que ayudó a los nipones, como una oportunidad de obtener la independencia del Imperio Británico.

Birmania fue anexada por los británicos durante el siglo XIX. Fue gobernada como parte de la India hasta 1935, cuando se convirtió en una dependencia aparte. Los planes de defensa del territorio no habían considerado la posibilidad de estar en guerra al mismo tiempo con Alemania y con Japón, de modo que, al producirse el ataque japonés de diciembre de 1941, el general Thomas Hutton, comandante del Ejército de Birmania, sólo contaba con dos divisiones para defender la colonia, aunque iba a recibir ayuda de los chinos nacionalistas, que estaban en guerra con los japoneses desde 1937. El Ejército Británico de la India había sido expandido hasta doce veces desde el estallido de la guerra, sin embargo, el rápido crecimiento significó que muchas unidades estaban pobremente equipadas y entrenadas, especialmente tratándose de un teatro de operaciones tan difícil como la jungla del sudeste asiático.

Cuando los líderes japoneses decidieron lanzar su guerra en diciembre de 1941, su objetivo principal era conseguir materias primas, especialmente petróleo de las colonias europeas, especialmente las posesiones holandesas, escasamente defendidas, debido a las exigencias de la guerra en Europa. Birmania poseía también una cuota importante de recursos, incluyendo cierta cantidad de yacimientos petrolíferos, minas de cobalto y campos fértiles para el cultivo de arroz. Desde el punto de vista estratégico, una Birmania ocupada permitía a los japoneses proteger su flanco al atacar Malasia y Singapur, al tiempo que proveía de una zona de “colchón” protector de los territorios conquistados. Los japoneses también deseaban cortar el llamado “Camino de Birmania”, que unía Lashio, una localidad al final del ferrocarril proveniente desde el puerto birmano de Rangún, con la provincia china de Yunán, y que había servido para llevar abundantes suministros a las tropas chinas.

Para fines de abril de 1942, las unidades chinas y de la “Commonwealth” estaban en total retirada, bajo terribles circunstancias. Miles de refugiados hambrientos, heridos y enfermos llenaban los primitivos caminos que atravesaban Birmania hacia la India. Unos 500.000 refugiados consiguieron llegar a India y se estima que hasta 50.000 pudieron haber muerto en el camino. En los meses siguientes, las paupérrimas condiciones en que terminaron viviendo luego de la huida causaron la propagación de enfermedades como malaria, disentería, viruela y cólera. El cuartel general del Cuerpo de Birmania llegó hasta Imphal, en la India, justo antes del inicio del monzón, en mayo. Fue desbandado y reemplazado por el 4º Cuerpo Británico, que había arribado recientemente para hacerse cargo de la India, cuyas fronteras estaban ahora amenazadas por los japoneses.

Las tropas derrotadas se encontraron viviendo a la intemperie, expuestas a las lluvias monzónicas, en condiciones muy insalubres. Para empeorar las cosas, aunque las unidades de primera línea mantenían algún indicio de orden, muchas fuerzas improvisadas y de retaguardia se habían disuelto en una chusma desordenada. Mientras tanto, el gobierno británico de Birmania se retiró hacia Myitkyina, en el norte del país, acompañado por grupos de civiles indios y británicos. El gobernador y otros personajes influyentes fueron evacuados por vía aérea, con algunos heridos y enfermos. Sin embargo, la mayoría de los refugiados tuvieron que huir a través de rutas difíciles. Muchos murieron en el trayecto. Al llegar a India, las autoridades se apresuraron a facilitar el paso de los europeos, dejando a muchos indios retrasados en la frontera, efectivamente condenándolos a la enfermedad y a la muerte. En contraste con la ineptitud del gobierno imperial, muchos individuos y asociaciones privadas hicieron su mejor esfuerzo para ayudar a los refugiados.

Los japoneses también consiguieron aislar a muchas tropas chinas de sus bases en su país. Muchas unidades chinas usaron la misma ruta de los civiles para retirarse y subsistieron gracias al saqueo, aumentando la miseria de los refugiados. Algunas unidades se abrieron camino peleando y llegaron hasta la India intactas en su orden de batalla, aunque sufriendo fuertes bajas. Los 23.000 soldados chinos llegados hasta India fueron puestos bajo el mando del general estadounidense Joseph Stilwell, que había hecho el trayecto a pie desde China. Estas fuerzas fueron reequipadas y entrenadas por instructores estadounidenses. Muchas otras tropas chinas trataron de llegar hasta Yunán, cruzando bosques de montaña. Miles murieron a manos de los japoneses o por los peligros de la ruta.

Abajo, tropas japonesas admiran el Buda de Shwethalyaung, una imagen reclinada, construida en el primer milenio después de Cristo en Bago, Birmania. Una fotografía de estas características tenía, para los japoneses, el mismo valor moral y propagandístico que tuvo para los alemanes izar la esvástica en la Torre Eiffel o en el Partenón.




domingo, 14 de mayo de 2017

Hace 100 años - 14 de mayo de 1917 - Primera Guerra Mundial - John J. Pershing

Hace 100 años
14 de mayo de 1917
Primera Guerra Mundial

John J. Pershing

Los italianos, incómodos con el prospecto de enfrentar tropas alemanas, llegadas en apoyo de Austria-Hungría hasta el frente alpino, lanzan la décima Batalla del Isonzo el 10 de mayo de 1917. Los italianos, no menos que los austriacos, estaban sufriendo mucho con lo que se ha convertido en una interminable guerra de desgaste. En general, la estructura del Imperio de los Habsburgo está peor preparada para una guerra larga, pero Italia ha sufrido también muchas bajas en sus repetitivas ofensivas y su número aumenta, cada vez que el Jefe del Estado Mayor, general Luigi Cadorna, decide lanzar un nuevo ataque.

Para muchos líderes de la Entente, incluyendo al Primer Ministro Británico, David Lloyd George, la guerra no podría ganarse sólo en el Frente Occidental, de modo que el residente del número 10 de Downing Street estaba dispuesto a desplegar parte de sus tropas en frentes considerados secundarios, como los Alpes, para obligar a los austro-alemanes a diluir sus esfuerzos. A fines de abril, con París y Londres sintiendo todavía el efecto de la fallida ofensiva de Nivelle, los mandos franceses, británicos e italianos concordaron en que el “Regio Esercito” recibiría refuerzos en caso de emergencia; por ejemplo, una ofensiva a gran escala montada por los austriacos con asistencia alemana. Italia tendría oportunidad de invocar el compromiso de sus aliados, en octubre de 1917, cuando la Décimosegunda Batalla del Isonzo terminara en el “Desastre de Caporetto” y estuviera cerca de noquear a Italia fuera de la guerra.

Por el momento, en mayo, el compromiso de ayuda franco-británica obligó a Cadorna a mostrar una actitud más ofensiva, que aliviara en algo la presión sentida por los agotados ejércitos franceses y británicos, así como por la desorganizada Rusia revolucionaria, cuyo ejército empezaba a desintegrarse. El 10 de mayo de 1917, los italianos iniciaron su ataque con una masiva preparación artillera. Por algunos días, los atacantes consiguieron algunos avances prometedores, aunque el costo en bajas fue altísimo y, a la larga, el resultado sería el mismo de todas las batallas del Isonzo hasta la fecha: estancamiento.

El 10 de mayo de 1917, el mayor general John J. Pershing recibe el nombramiento de Comandante en Jefe de la “American Expeditionary Force” (“AEF”, “Fuerza Expedicionaria Americana”), que estaba en proceso de organización para ser desplegada en los campos de batalla de Europa. Pershing sirvió en las Filipinas y en la lucha contra el caudillo mexicano, Pancho Villa. Como observador durante la Guerra Ruso-Japonesa de 1905 y en los Balcanes, durante la crisis de 1908, estaba al tanto de los avatares de la política y la guerra moderna. Por otro lado, era un oficial con ciertas visiones atípicas, como su preferencia por integrar a los ciudadanos negros en las fuerzas armadas. Fue comandante de una de las primeras unidades de soldados negros, al punto que le apodaban “Nigger Jack”, un mote que se suavizó en “Black Jack”, con el que pasaría a la historia.

Estaba bien casado con Helen, hija del poderoso senador republicano, Francis E. Warren, aunque su vida personal estuvo marcada por una alta cuota de sufrimiento. En 1915, mientras servía en la frontera mexicana, su esposa y tres hijas murieron a causa de un incendio desatado en Presidio, San Francisco. Sólo su hijo Warren sobrevivió. En 1917, el mismo año en que Estados Unidos fue arrastrado a la guerra, se comprometió con Nita Patton, hermana menor de uno de sus protegidos, un joven oficial, llamado George S. Patton, que lucharía con distinción en los campos de Flandes y alcanzaría fama en la siguiente guerra. El alejamiento causado por su partida a la guerra, enfrió su relación con Miss Patton y, aunque Pershing tuvo aventuras en Europa, nunca se casó y se sabe que lamentó mucho no haberse casado con Nita.

La primera responsabilidad de Pershing era entrenar y equipar una pequeña fuerza de menos de 30.000 hombres y que llegaría a convertirse en el “Ejército Nacional”, un contingente que sumó elementos profesionales del “Army” propiamente tal, de los “Marines”, de la Guardia Nacional y de los cientos de miles de enlistados durante los dos años en que los norteamericanos se hicieron parte de la carnicería. Al llegar la paz, en noviembre de 1918, Pershing encabezaba una fuerza bien preparada, aguerrida y veterana, que superaba los 2.000.000 de uniformados. La distancia y las dificultades del traslado impidieron que las tropas estadounidenses pudieran desequilibrar la balanza del Frente Occidental durante 1917. Para mediados de año, menos de 15.000 hombres habían cruzado el Atlántico y tendrían alguna participación en combate, muy limitada, recién durante el otoño de ese año. Para facilitar el transporte de las fuerzas a ser desplegadas en Europa, los estadounidenses utilizaron casi exclusivamente material de guerra francés y británico, a pesar del altísimo grado de industrialización de su patria.

Abajo, una fotografía datada en la época en que Estados Unidos estaba involucrado en la Revolución Mexicana. De izquierda a derecha: el general Álvaro Obregón, más tarde, Presidente de México; Francisco “Pancho” Villa, el gran caudillo que acabó siendo cazado por Pershing, y este último, que lo acompaña en la foto.




Hace 75 años - 14 de mayo de 1942 - Segunda Guerra Mundial - El Mar del Coral

Hace 75 años
14 de mayo de 1942
Segunda Guerra Mundial

El Mar del Coral

El 8 de mayo, el 11er. Ejército Alemán lanzó una ofensiva en la Península de Kerch, Crimea. El general Erich von Manstein cuenta con cinco divisiones de infantería, una panzer y dos rumanas. Parece poco para cargar contra 19 divisiones soviéticas, atrincheradas y respaldadas por cuatro brigadas acorazadas; sin embargo, gran parte de los soldados soviéticos siguen poco dispuestos a dar su vida por Stalin y, en general, colapsan con facilidad. Para el 9 de mayo, el 51er. Ejército Soviético se retiraba en estampida y pronto se rendiría en masa, atrapado entre los alemanes y el Mar de Azov. Un poco más al norte, el 9 de mayo, el 28º Ejército Soviético lanzó una gran ofensiva cerca de Jarkov, Ucrania. Luego de algunos éxitos iniciales, las fuerzas alemanas, más motivadas y mejor dirigidas, frenaron a los atacantes. Para el 14, los germanos estaban listos para una contraofensiva, que acabó en desastre para un Ejército Rojo numéricamente superior y bien armado, pero que todavía no superaba los desastres del veranos de 1941.

En el Mediterráneo, el 9 de mayo, el portaaviones británico “HMS Eagle” y su similar estadounidense “USS Wasp” lanzan 64 cazas “Sptifire” desde sus cubiertas, para reforzar las defensas de Malta. El 10, una flotilla de cuatro destructores zarpa desde Alejandría: “HMS Kipling”, “HMS Jackal”, “HMS Jervis” y “HMS Lively”. Su objetivo es interceptar y destruir un convoy del Eje, cargado con suministros para las fuerzas mandadas por el general Erwin Rommel en África. Alrededor del mediodía del 11 de mayo de 1942, aviones alemanes de reconocimiento, lanzados desde Creta, detectan los destructores de la “Royal Navy”. En un primer ataque aéreo, una agrupación de bombarderos “Junkers Ju-88” hunde el “Lively” a 180 kilómetros al norte de Sidi Barrani, Egipto. Poco antes del anochecer, otra formación de la “Luftwaffe” aparece sobre la flotilla, hundiendo el “Kipling” y dañando seriamente el “Jackal”. Este último, envuelto en llamas, deberá ser remolcado por el “Jervis”, que aún es capaz de luchar. Sin embargo, para el día 12, cuando todavía estaban en alta mar, el fuego se vuelve incontrolable y el “Jackal” debe ser abandonado y hundido por los torpedos del propio “Jervis”.

El 8 de mayo de 1942, puede darse por terminada la Batalla del Mar del Coral. La Batalla de Midway, de junio de 1942, es recordada como el punto de inflexión de la guerra en el Pacífico. Sin embargo, el resultado del Mar del Coral incidió fuertemente en Midway y, a la larga, en el resultado de la guerra. En el Mar del Coral, se libró la primera batalla entre portaaviones y fue la primera vez en que dos flotas se enfrentaron sin avistarse la una a la otra, pues atacaban al adversario usando aviones.

A comienzos de 1942, los japoneses decidieron que era esencial aislar Australia del resto de los Aliados. La “Operación Mo”, implementada en abril, significó desplegar una gran fuerza de invasión dirigida a Port Moresby, capital de Nueva Guinea, desde donde podrían establecer nuevas bases, capaces de lanzar sus aviones hacia el interior de Australia. Al mismo tiempo, una fuerza de invasión más pequeña fue dispuesta para capturar las Islas Salomón, en el flanco oriental de Nueva Guinea, con la capital colonial, Tulagi, como objetivo primordial. Los portaaviones “Zuikaku” y “Shokaku” proporcionarían cobertura aérea.

Para marzo de 1942, los servicios de inteligencia norteamericanos eran capaces de descifrar y procesar una parte de los mensajes cifrados japoneses. De a poco, los equipos de criptoanálisis fueron bosquejando un cuadro de la estrategia japonesa en el Pacífico Sur. A mediados de abril, el almirante Chester Nimitz ordenó mover los portaaviones “USS Yorktown” y “USS Lexington” hacia el Mar del Coral. Los otros dos portaaviones disponibles, “USS Hornet” y “USS Enterprise”, necesitaban reabastecerse luego de la incursión de Doolittle sobre Tokio, de modo que no pudieron participar de la batalla.

El 4 de mayo, los japoneses iniciaron la invasión de Nueva Guinea y las Salomón. Hasta el 7 de mayo, ambas flotas estuvieron buscándose, sufriendo bochornosas confusiones de buques propios y ajenos. El primer éxito se lo pudieron atribuir los estadounidenses, que ese día identificaron al portaaviones ligero “Shoho”. Un enjambre de bombarderos en picado “Douglas SBD Dauntless” y torpederos “Douglas TBD Devastator” se cebó en el “Shoho”, que fue destruido en pocos minutos. Alertados por el hundimiento del “Shoho”, “Zuikaku” y “Shukaku” lanzaron sus aparatos buscando represalia, pero fueron repelidos por los cazas embarcados en el “Yortown” y el “Lexington”. En medio de la confusión, un grupo de 27 aviones japoneses intentó aterrizar en el “Yorktown”, al haberlo confundido con uno de sus buques. Sólo seis pilotos japoneses regresaron a salvo esa noche.

Al día siguiente, a las 10.32 de la mañana, los bombarderos en picado del “Yorktown” llegaron sobre los portaaviones enemigos. Sin embargo, siguiendo la doctrina al pie de la letra, se quedaron cerca del blanco, esperando a que se les reunieran los torpederos, para realizar un ataque coordinado. Para cuando todos los aparatos estaban en posición, una tormenta cubría a los japoneses. Cuando las nubes permitieron algo de visibilidad a los norteamericanos, tres “Dauntless” alcanzaron la cubierta de vuelo del “Shokaku” con sus bombas. El “Zuikaku” no fue alcanzado, pero la lucha había cobrado un altísimo precio en los grupos aéreos de ambos portaaviones. Al finalizar la batalla, ambas naves deberían ser retiradas para servicio durante dos meses; lo suficiente como para evitar su participación en la Batalla de Midway.

Pero los japoneses no dejarían el campo de batalla sin cobrar lo suyo. Los grupos de combate nipones terminaron por detectar a los buques estadounidenses, que fueron atacados con furia el 8 de mayo. El “Lexington” recibió dos bombas y siete torpedos. Envuelto en llamas, sus restos debieron ser hundidos por un destructor. El “Yorktown”, de menor desplazamiento, tuvo más éxito en sus maniobras evasivas, pero sufrió graves daños, al punto que los japoneses suponían que lo habían dejado fuera de combate y, un mes más tarde, se llevaron una gran sorpresa cuando lo vieron en Midway, junto al “Hornet” y al “Enterprise”, donde sus aviones tendrían una actuación clave. No obstante, el “Yorktown”, apresuradamente reparado y llevándose sólo los 50 aviones que quedaron de los grupos de batalla de los dos buques, no estaba en condiciones de luchar de nuevo y sobrevivir: los japoneses, que no pudieron destruirlo del todo en el Mar del Coral, lo mandarían al lecho marino en Midway.

Desde el punto de vista táctico, el Mar del Coral fue una victoria japonesa. Los nipones tuvieron que lamentar el hundimiento del relativamente pequeño “Shoho”, de 11.000 toneladas. La “US Navy”, en tanto, perdió en el “Lexington” a uno de sus mejores portaaviones, que desplazaba 41.000 toneladas. Por otro lado, resultó en una victoria estratégica, pues los japoneses tuvieron que retrasar su asalto sobre Port Moresby y tuvieron que hacerlo sin tener dominio del aire. La lucha en el Mar del Coral, como quedó dicho, desgastó sensiblemente a la fuerza de portaaviones japonesa, que tuvo que ir a la decisiva Batalla de Midway sin un tercio de sus unidades. Y además, la batalla significó un cambio sicológico para ambos bandos, pues, hasta el Mar del Coral, Japón había despedazado varias flotas aliadas, destruyendo decenas de poderosos acorazados y grandes cruceros. Japón, en cambio, hasta el día en que perdió su primer portaaviones, aunque fuera el ligero “Shoho”, no había sufrido el hundimiento de nada más grande que un destructor. La vista del pabellón del Sol Naciente tragado por el fuego de los aviones norteamericanos y las aguas del Pacífico fue un signo de que Japón no era invencible.

En la fotografía, el una vez poderoso portaaviones “USS Lexington”, ya abandonado por su tripulación, se ve convertido en una ruina humeante.




domingo, 7 de mayo de 2017

Hace 100 años. 7 de mayo de 1917. Primera Guerra Mundial. Los motines de mayo

Hace 100 años
7 de mayo de 1917
Primera Guerra Mundial

Los motines de mayo

El 2 de mayo de 1917, una primera flotilla de destructores de la “US Navy” arriba a Queenstown, en el Reino Unido. Las fuerzas armadas de los poderosos Estados Unidos ya entran en acción. Con todo, pasarán varios meses para que los norteamericanos puedan desplegar una fuerza expedicionaria de consideración en Europa. Mientras tanto, británicos y franceses intentarán bajar la presión a sus mandos, a la espera de que el grueso de las fuerzas norteamericanas llegue a luchar en Europa. Por su parte, los alemanes saben que, incluso más que antes, el reloj corre en su contra y necesitan apresurarse, si quieren tener alguna oportunidad de salir victoriosos de la contienda. Porque cuando Estados Unidos pueda luchar con todo su poderío, el desequilibrio será demasiado grande.

El 3 de mayo de 1917, la 21ª División de Infantería del Ejército Francés rehusó obedecer las órdenes de prepararse para abandonar sus trincheras y cruzar la “tierra de nadie” hacia las fortificaciones alemanas. Era el inicio de una serie de motines, provocados por la decepción que supuso el mal resultado de la ofensiva de abril de 1917, planificada por el general Robert Nivelle, Comandante en Jefe de los franceses. La “Ofensiva de Nivelle” se había implementado con la promesa de acabar con la guerra en pocos días, a un costo insignificante de bajas. Para los últimos días de abril, sin embargo, más de 120.000 soldados franceses habían sido heridos, estaban muertos o habían caído prisioneros en el marco de la operación. Luego de los muchos fracasos de las ofensivas francesas, que costaban la vida y sangre de miles de soldados, en lo que parecían inútiles asaltos frontales contra las ametralladoras y cañones alemanes, el fiasco de la ofensiva de abril fue la gota que colmó el vaso.

Al momento de rehusar las órdenes, los sufridos “poilus” declararon que no abandonarían sus puestos y defenderían sus trincheras de cualquier ataque alemán, pero que no volverían a participar en ataques suicidas a través de la “tierra de nadie”. Los comandantes locales consiguieron controlar la situación, arrestando a los voceros de la tropa, ejecutando a algunos y mandando a otros a prisión. Finalmente, el 5 de mayo, las tropas de la 21ª División salieron de sus refugios y previsiblemente fueron masacrados en un nuevo ataque frontal.

Las noticias del motín de la 21ª División corrieron a la velocidad que sólo puede hacerlo un rumor en un ejército. La semilla de la rebelión cayó en tierra fértil y el 120º regimiento se negó a realizar nuevos ataques frontales, imitado a los pocos días por los regimientos 119º y 128º. El 5º regimiento, en vez de cumplir las órdenes de marchar hacia las trincheras enemigas, empezó a marchar hacia la retaguardia. Un grupo de oficiales intentó contenerlos, pero los soldados simplemente se sentaron en el camino y se negaron a moverse. Las tropas del 18º regimiento, tras recibir órdenes de pasar al ataque, dijeron a su coronel que no tenían nada en su contra a nivel personal, pero que no obedecerían más órdenes. Otra unidad francesa envío un mensaje escrito, en que aseguraban a sus superiores que no tuvieran nada que temer, pues estaban preparados para hacerse cargo de sus trincheras, cumplirían con su deber y los alemanes no pasarían, pero no participarían en ataques que resultaran en bajas inútiles. En general, las tropas no usaron la violencia, ni amenazaron a sus oficiales; sencillamente se quedaron quietos en sus trincheras y se negaron a salir de ellas para dejarse masacrar contras las bien preparadas posiciones de la “Línea Hindenburg”. En distintos momentos del mes de mayo, 50 de las 113 divisiones de infantería francesas fueron parte de los motines.

Como era de esperarse, a medida que la rebelión se expandió, creció la lista de quejas. Los soldados aprovecharon de pedir mayor frecuencia en los permisos, mejor comida y mejor agua. En algunos casos aislados, las exigencias degeneraron en connotaciones políticas, con grupos de soldados enarbolando banderas rojas, así como entonando la “Marsellesa” y la “Internacional”. Cierto regimiento se apoderó del pueblo de Missy-aux-Bois e intentó establecer una “Comuna”, siguiendo el ejemplo de 1871. Otras unidades, siguiendo el reciente ejemplo bolchevique, eligieron “Consejos de Soldados”. Lo que había partido como la queja aislada de un grupo localizado de las tropas, empezó a convertirse en un movimiento organizado, con regimientos y divisiones completas actuando de común acuerdo, con objetivos claros y sin abandonar la disciplina.

Los políticos en Londres y París estaban aterrorizados. El Zar Nicolás de Rusia había sido depuesto hacía pocas semanas, a causa de una revolución, cuyo detonante final fue el motín de la guarnición de Petrogrado. Se esperaba que una revolución a gran escala estallara en Francia, con el temor de que los alemanes supieran lo que pasaba y lanzaran una gran ofensiva, para aprovecharse de la crisis. Los generales británicos se imaginaban abandonados por Francia, obligados a defender solos el extenso Frente Occidental, apenas asistidos por los escasos restos del Ejército Belga.

Los gobiernos de la Entente hicieron esfuerzos para suprimir rápidamente los motines y, sobre todo, mantener el asunto oculto, un afán en el que fueron exitosos, al decir del general Erich Ludendorff quien, después de la guerra, confesó que el alto mando germano nunca tuvo la menor idea de los motines de mayo de 1917 y que, de haber tenido noticia de los mismos, la Primera Guerra Mundial pudo tener otro resultado muy distinto.

El efecto desastroso de la última ofensiva y los incidentes ocurridos en gran parte del Ejército, convencieron al gobierno francés de la necesidad de cambiar el liderazgo militar. Al promediar mayo, Nivelle fue destinado al muy secundario mando de las fuerzas coloniales de África, mientras era reemplazado por el enérgico general Philippe Pétain como nuevo Comandante en Jefe francés. Pétain tendría la dura tarea de restablecer la disciplina en las desmoralizadas filas francesas.

Abajo, una unidad de formación francesa presenta armas, tras depositar una ofrenda floral en las tumbas de camaradas caídos. Se trataba de una ceremonia que se había hecho demasiado frecuente en el Frente Occidental, al punto de agotar la paciencia de los valerosos “poilus”, que llevaban dos años y medio siendo masacrados en las trincheras de Flandes.




Hace 75 años. 7 de mayo de 1942.Segunda Guerra Mundial. La hora más oscura del “US Army”

Hace 75 años
7 de mayo de 1942
Segunda Guerra Mundial

La hora más oscura del “US Army”

El 1 de mayo de 1942, once transportes japoneses zarpan desde Rabaul, Nueva Bretaña, en el Archipiélago de las Bismarck. Llevan a bordo un ejército de invasión, cuyo objetivo es Port Moresby, en la Papúa Australiana. La flota nipona es escoltada por siete cruceros y un portaaviones ligero. Ese mismo día, unidades de apoyo aéreo estrecho, basados en tierra, son dispuestos por el alto mando japonés, para respaldar las operaciones contra Port Moresby. La Campaña de Nueva Guinea será una de las más largas y duras de la lucha en el Pacífico.

En Europa, británicos y alemanes no se dan tregua. El 3 de mayo de 1942, 81 bombarderos británicos atacan la gran ciudad puerto de Hamburgo. En esa misma jornada, 90 bombarderos alemanes hacen lo propio con Exeter, en el Reino Unido. Este último ya cuenta con el desequilibrante apoyo directo de las fuerzas estadounidenses. Ese mismo día, el portaaviones norteamericano “USS Wasp” zarpa desde Glasgow, Escocia, llevando 47 “Spitfire” destinados a reforzar la defensa de Malta, en el Mediterráneo. El 4 de mayo, otra agrupación de la “RAF” deja caer sus bombas sobre Stuttgart. A la noche siguiente y a la subsiguiente, la ciudad, sede de la gran firma Bosch, es nuevamente atacada.

El 5 de mayo, los británicos lanzan la invasión de Madagascar, colonia francesa obediente a Vichy. Las tropas coloniales francesas resisten la llegada de la fuerza británica, que hunde un submarino francés durante los enfrentamientos. Al día siguiente, los británicos están estancados por la resistencia francesa, que es inesperadamente firme. El 6 de mayo, la corbeta británica “HMS Auricula” se hunde, luego de haber impactado una mina el día anterior. En una arriesgada maniobra, el destructor “HMS Anthony” penetra en la bahía de Diego Suárez y consigue desembarcar 50 “Royal Marines” detrás de las líneas francesas. La ocupación de Madagascar, que se ha vuelto muy importante con el avance japonés en el Índico, no será fácil.

El alto mando alemán se prepara para una nueva campaña de verano en Rusia, pero hace notar en sus registros que las unidades germanas sufren un déficit de personal equivalente a 308.000 hombres. Por el momento, sin embargo, la moral de las tropas soviéticas no se recupera de dos decenios de tiranía comunista y del desastre militar del verano de 1941, de modo que los alemanes vuelven a avanzar. El 5 de mayo, el 16º Ejército Alemán rompe las líneas soviéticas en Kholm y levanta el asedio de la bolsa que se había formado durante la contraofensiva de invierno, lanzada por el Ejército Rojo a fines de 1941. Los alemanes rescatan a cerca de 4.000 sobrevivientes, que resistieron el cerco de fuerzas soviéticas muy superiores entre enero y mayo de 1942.

En las Filipinas, prosigue el asedio a la fortaleza del Corregidor. El 2 de mayo, una bomba de artillería alcanza el polvorín de una batería defensiva, causando la detonación de 1.600 sacos de 62 libras de pólvora. Los muertos alcanzan a 56 hombres y cientos resultan heridos. En la Bahía de Manila, ese mismo día, el cañonero fluvial “USS Mindanao” es hundido por su propia tripulación, para evitar su captura por los japoneses. El 3 de mayo, la marina estadounidense realiza la última evacuación antes de que la fortaleza deba rendirse, cuando el submarino “USS Spearfish” embarca 27 personas, entre personal civil, militar y de enfermería. El 5 de mayo, luego de largos días de bombardeo preparatorio, la primera oleada de 2.000 soldados japoneses desembarca en la Isla de Corregidor, tras haber sido transportados desde la Península de Bataán en 15 barcazas. La defensa cobró más de la mitad de las fuerzas de la primera oleada japonesa, pero los invasores consiguieron consolidar una cabeza de playa.

El 6 de mayo, el general Jonathan Wainwright pidió términos de rendición al general japonés Masaharu Homma. El jefe nipón insistió en que sólo aceptaría si la capitulación incluía a todo el personal aliado presente en las Filipinas. Además de las tropas de Wainwright en Corregidor, otro grupo de tropas filipino-estadounidenses habían quedado rodeadas más al sur, en Cebu. Cuando Wainwright comprendió que su situación era desesperada y que no tenía sentido seguir luchando, junto con proponer la rendición, envió un mensaje al general William Sharp, comandante de las fuerzas en Cebu, para que se convirtiera en el nuevo jefe de las tropas aliadas en el archipiélago. Homma sabía que eso significaba alargar aún más una campaña que ya había sido mucho más extensa de lo presupuestado. Wainwright, por lo tanto, tuvo que ordenar al general Sharp que se rindiera también.

Sharp quedaba en la compleja disyuntiva de rendir sus tropas, muy maltratadas, pero todavía capaces de luchar, o seguir combatiendo, desobedecer una orden directa y además exponer a los miles de prisioneros de Corregidor a ser castigados por los japoneses o incluso ejecutados, como represalia, si seguía resistiendo. A los pocos días, Sharp y sus fuerzas se rindieron, aunque miles de soldados huyeron de la captura y se incorporaron a las guerrillas que siguieron resistiendo a los japoneses hasta la liberación en 1945.

Por el momento, sin embargo, todo había acabado en las Filipinas, una campaña considerada como el peor desastre en la historia militar estadounidense. Fue una gran victoria para los japoneses, aunque fue costosa. Al tardar mucho más tiempo que el esperado, el alto mando japonés tuvo que destinar a las Filipinas cuantiosas tropas, destinadas originalmente a las Indias Orientales Holandesas, demorando su conquista. Asimismo, para reducir la porfiada defensa de Corregidor, los japoneses tuvieron que usar tropas que, de otro modo, debieron luchar desde el comienzo en la Campaña de Nueva Guinea y las Islas Salomón, que se inició a mediados de 1942 y que nunca fue decidida a favor de Japón.

En la fotografía, un soldado japonés vigila a prisioneros estadounidenses, en mayo de 1942.




17 de Septiembre de 1944. Hace 80 años. Operación Market Garden.

   El 6 de junio de 1944, los Aliados habían desembarcado con éxito en Normandía. En las semanas siguientes, a pesar de la feroz resistencia...