lunes, 29 de mayo de 2017

Hace 100 años - 28 de mayo de 1917 - Primera Guerra Mundial - La Hungría de Tisza

Hace 100 años
28 de mayo de 1917
Primera Guerra Mundial

La Hungría de Tisza

El 25 de mayo, los alemanes lanzan el primer gran ataque aéreo sobre Inglaterra usando aviones. Hasta 1917, el arma principal de bombardeo estratégico en el arsenal alemán había sido el dirigible que, sin embargo, iba quedando rezagado en la carrera tecnológica, especialmente tras la aparición de la excelente serie de bombarderos “Gotha”. En marzo de 1917, los primeros “Gotha G.IV” fueron desplegados en unidades aéreas especializadas de bombardeo. El objetivo de los ataques del 25 de mayo era Londres, pero las aeronaves no consiguieron dar con la capital británica. De los 23 bombarderos que despegaron desde sus bases en el continente, dos tuvieron que regresar debido a desperfectos técnicos, cuando sobrevolaban el Canal de la Mancha. Una capa de nubes impidió el ataque a Londres, de modo que los aviones tuvieron que buscar blancos secundarios en el puerto de Folkstone y en el campo del Ejército Británico en Shorncliffe. La incursión dejó 95 muertos y 195 heridos, la mayoría civiles de Folkstone.

El “raid” del 25 de mayo sería el primero de una nueva fase en el bombardeo estratégico de Gran Bretaña. Nunca quedó claro que este tipo de operaciones consiguieran quebrantar la moral de la población civil afectada y todavía no eran capaces de causar tanto daño, como para afectar seriamente la logística del adversario. Sí era seguro que los ataques a poblados civiles no ayudaban a mejorar la ya deteriorada imagen internacional de los alemanes, que había sufrido mucho por la guerra submarina sin restricciones, una estrategia de dudoso éxito, que finalmente arrastró a Estados Unidos en la guerra. En todo caso, los alemanes sabían que las cosas podían empeorar poco, desde el punto de vista de la diplomacia, si ya estaban en guerra con los norteamericanos, de modo que seguirían empleando el submarino de manera indiscriminada. De hecho, el 26 de mayo de 1917, un sumergible germano echó a pique el buque hospital británico “Dover Castle”, mientras navegaba por el Mediterráneo.

El 23 de mayo de 1917, el conde István Tisza, Ministro-Presidente de Hungría, presenta su renuncia. Había sido la figura principal de la mitad magiar de Imperio Habsburgo desde 1913. Desde su cargo, reconoció la necesidad de presentar el ultimátum de 1914 a Serbia, pero era contrario a expandir el Imperio a costa de anexar Bosnia-Herzegovina o, en general, cualquier otro territorio eslavo, que aumentara la inestabilidad y pudiera amenazar la hegemonía de la minoría magiar en el Reino de Hungría. Tisza era un resuelto defensor del estatus privilegiado de los magiares en el Imperio, una postura que lo llevó a enfrentarse con el heredero del trono, el asesinado Francisco Fernando, que había sido partidario de diluir la influencia magiar, otorgando más protagonismo a los eslavos de la Monarquía Dual.

Con sólo un 10 por ciento de la población habilitado para para participar en política, el régimen de gobierno en Hungría se acercaba mucho a la dictadura de una minoría étnica sobre un reino multinacional. Además de amortiguar el peligro nacionalista, el estilo de gobierno de Tisza contribuyó a que las condiciones de vida cambiaran menos drásticamente que en Austria, luego del inicio de la guerra en 1914. El jefe de gobierno húngaro pudo mantener al mínimo la influencia de los mandos militares en la administración civil. A diferencia de lo ocurrido en Austria, el Parlamento Húngaro siguió funcionando a pesar de la guerra, en gran parte, gracias a la mayor estabilidad que proporcionaba la elite magiar que dominaba sus escaños casi sin contrapeso. Finalmente las medidas proteccionistas y la gran riqueza agrícola húngara permitieron al gobierno húngaro aminorar las carencias alimentarias que, en cambio, causaron tantos desbarajustes en Austria.

Tisza influyó en el joven Emperador-Rey Carlos, cuando éste asumió el trono en 1916, tras la muerte de Francisco José. Convenció al nuevo monarca de coronarse como Rey Apostólico de Hungría lo antes posible, como una forma de dar una imagen de estabilidad al tambaleante Imperio. Sin embargo, el inexperimentado Carlos, al seguir el consejo de su jefe de gobierno húngaro, perdió toda oportunidad de reformar la constitución, pues debía jurar mantenerla intacta, como parte del rito de coronación. La jugada de Tisza dio resultado en el sentido de mantener el status quo privilegiado de los magiares, pero la guerra y la derrota acabarían con esos privilegios y con la Monarquía Dual de una sola vez. El mismo Tisza acabó asesinado en los turbulentos días de disolución del viejo Imperio de los Habsburgo, en 1918.

Abajo, una caricatura publicada en un periódico austriaco de octubre de 1917. Se titula “Cis y Trans”, aludiendo a los nombres alternativos de las dos mitades del Imperio: Cisleitania o Austria y Transleitania o Hungría, así llamadas por que la línea divisoria correspondía al río Leita, representado en el dibujo. El dibujante juega con la política proteccionista del gobierno húngaro, que podía implementar, incluso a costa de Austria, gracias al inusitado grado de autonomía del que gozaba Hungría, respecto de Viena. Tradicionalmente Hungría había sido considerada el granero del Imperio, pero Budapest decidió recortar drásticamente la exportación de alimentos, para disminuir el impacto del hambre en su población, aunque aquello significara que Austria y, muy especialmente, la capital imperial sufrieran escasez.




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