Hace 75 años
14 de mayo de 1942
Segunda Guerra Mundial
El Mar del Coral
El 8 de mayo, el 11er. Ejército Alemán lanzó una ofensiva en la Península
de Kerch, Crimea. El general Erich von Manstein cuenta con cinco divisiones de
infantería, una panzer y dos rumanas. Parece poco para cargar contra 19
divisiones soviéticas, atrincheradas y respaldadas por cuatro brigadas
acorazadas; sin embargo, gran parte de los soldados soviéticos siguen poco
dispuestos a dar su vida por Stalin y, en general, colapsan con facilidad. Para
el 9 de mayo, el 51er. Ejército Soviético se retiraba en estampida y pronto se
rendiría en masa, atrapado entre los alemanes y el Mar de Azov. Un poco más al
norte, el 9 de mayo, el 28º Ejército Soviético lanzó una gran ofensiva cerca de
Jarkov, Ucrania. Luego de algunos éxitos iniciales, las fuerzas alemanas, más
motivadas y mejor dirigidas, frenaron a los atacantes. Para el 14, los germanos
estaban listos para una contraofensiva, que acabó en desastre para un Ejército
Rojo numéricamente superior y bien armado, pero que todavía no superaba los
desastres del veranos de 1941.
En el Mediterráneo, el 9 de mayo, el portaaviones británico “HMS Eagle” y
su similar estadounidense “USS Wasp” lanzan 64 cazas “Sptifire” desde sus
cubiertas, para reforzar las defensas de Malta. El 10, una flotilla de cuatro
destructores zarpa desde Alejandría: “HMS Kipling”, “HMS Jackal”, “HMS Jervis”
y “HMS Lively”. Su objetivo es interceptar y destruir un convoy del Eje,
cargado con suministros para las fuerzas mandadas por el general Erwin Rommel
en África. Alrededor del mediodía del 11 de mayo de 1942, aviones alemanes de
reconocimiento, lanzados desde Creta, detectan los destructores de la “Royal
Navy”. En un primer ataque aéreo, una agrupación de bombarderos “Junkers Ju-88”
hunde el “Lively” a 180 kilómetros al norte de Sidi Barrani, Egipto. Poco antes
del anochecer, otra formación de la “Luftwaffe” aparece sobre la flotilla,
hundiendo el “Kipling” y dañando seriamente el “Jackal”. Este último, envuelto
en llamas, deberá ser remolcado por el “Jervis”, que aún es capaz de luchar. Sin
embargo, para el día 12, cuando todavía estaban en alta mar, el fuego se vuelve
incontrolable y el “Jackal” debe ser abandonado y hundido por los torpedos del
propio “Jervis”.
El 8 de mayo de 1942, puede darse por terminada la Batalla del Mar del
Coral. La Batalla de Midway, de junio de 1942, es recordada como el punto de
inflexión de la guerra en el Pacífico. Sin embargo, el resultado del Mar del
Coral incidió fuertemente en Midway y, a la larga, en el resultado de la guerra.
En el Mar del Coral, se libró la primera batalla entre portaaviones y fue la
primera vez en que dos flotas se enfrentaron sin avistarse la una a la otra,
pues atacaban al adversario usando aviones.
A comienzos de 1942, los japoneses decidieron que era esencial aislar
Australia del resto de los Aliados. La “Operación Mo”, implementada en abril,
significó desplegar una gran fuerza de invasión dirigida a Port Moresby,
capital de Nueva Guinea, desde donde podrían establecer nuevas bases, capaces
de lanzar sus aviones hacia el interior de Australia. Al mismo tiempo, una
fuerza de invasión más pequeña fue dispuesta para capturar las Islas Salomón,
en el flanco oriental de Nueva Guinea, con la capital colonial, Tulagi, como
objetivo primordial. Los portaaviones “Zuikaku” y “Shokaku” proporcionarían
cobertura aérea.
Para marzo de 1942, los servicios de inteligencia norteamericanos eran
capaces de descifrar y procesar una parte de los mensajes cifrados japoneses. De
a poco, los equipos de criptoanálisis fueron bosquejando un cuadro de la
estrategia japonesa en el Pacífico Sur. A mediados de abril, el almirante
Chester Nimitz ordenó mover los portaaviones “USS Yorktown” y “USS Lexington”
hacia el Mar del Coral. Los otros dos portaaviones disponibles, “USS Hornet” y “USS
Enterprise”, necesitaban reabastecerse luego de la incursión de Doolittle sobre
Tokio, de modo que no pudieron participar de la batalla.
El 4 de mayo, los japoneses iniciaron la invasión de Nueva Guinea y las
Salomón. Hasta el 7 de mayo, ambas flotas estuvieron buscándose, sufriendo
bochornosas confusiones de buques propios y ajenos. El primer éxito se lo
pudieron atribuir los estadounidenses, que ese día identificaron al
portaaviones ligero “Shoho”. Un enjambre de bombarderos en picado “Douglas SBD
Dauntless” y torpederos “Douglas TBD Devastator” se cebó en el “Shoho”, que fue
destruido en pocos minutos. Alertados por el hundimiento del “Shoho”, “Zuikaku”
y “Shukaku” lanzaron sus aparatos buscando represalia, pero fueron repelidos
por los cazas embarcados en el “Yortown” y el “Lexington”. En medio de la
confusión, un grupo de 27 aviones japoneses intentó aterrizar en el “Yorktown”,
al haberlo confundido con uno de sus buques. Sólo seis pilotos japoneses
regresaron a salvo esa noche.
Al día siguiente, a las 10.32 de la mañana, los bombarderos en picado del
“Yorktown” llegaron sobre los portaaviones enemigos. Sin embargo, siguiendo la
doctrina al pie de la letra, se quedaron cerca del blanco, esperando a que se
les reunieran los torpederos, para realizar un ataque coordinado. Para cuando
todos los aparatos estaban en posición, una tormenta cubría a los japoneses. Cuando
las nubes permitieron algo de visibilidad a los norteamericanos, tres “Dauntless”
alcanzaron la cubierta de vuelo del “Shokaku” con sus bombas. El “Zuikaku” no
fue alcanzado, pero la lucha había cobrado un altísimo precio en los grupos
aéreos de ambos portaaviones. Al finalizar la batalla, ambas naves deberían ser
retiradas para servicio durante dos meses; lo suficiente como para evitar su
participación en la Batalla de Midway.
Pero los japoneses no dejarían el campo de batalla sin cobrar lo suyo. Los
grupos de combate nipones terminaron por detectar a los buques estadounidenses,
que fueron atacados con furia el 8 de mayo. El “Lexington” recibió dos bombas y
siete torpedos. Envuelto en llamas, sus restos debieron ser hundidos por un
destructor. El “Yorktown”, de menor desplazamiento, tuvo más éxito en sus
maniobras evasivas, pero sufrió graves daños, al punto que los japoneses
suponían que lo habían dejado fuera de combate y, un mes más tarde, se llevaron
una gran sorpresa cuando lo vieron en Midway, junto al “Hornet” y al “Enterprise”,
donde sus aviones tendrían una actuación clave. No obstante, el “Yorktown”,
apresuradamente reparado y llevándose sólo los 50 aviones que quedaron de los
grupos de batalla de los dos buques, no estaba en condiciones de luchar de
nuevo y sobrevivir: los japoneses, que no pudieron destruirlo del todo en el
Mar del Coral, lo mandarían al lecho marino en Midway.
Desde el punto de vista táctico, el Mar del Coral fue una victoria
japonesa. Los nipones tuvieron que lamentar el hundimiento del relativamente
pequeño “Shoho”, de 11.000 toneladas. La “US Navy”, en tanto, perdió en el “Lexington”
a uno de sus mejores portaaviones, que desplazaba 41.000 toneladas. Por otro
lado, resultó en una victoria estratégica, pues los japoneses tuvieron que
retrasar su asalto sobre Port Moresby y tuvieron que hacerlo sin tener dominio
del aire. La lucha en el Mar del Coral, como quedó dicho, desgastó
sensiblemente a la fuerza de portaaviones japonesa, que tuvo que ir a la
decisiva Batalla de Midway sin un tercio de sus unidades. Y además, la batalla
significó un cambio sicológico para ambos bandos, pues, hasta el Mar del Coral,
Japón había despedazado varias flotas aliadas, destruyendo decenas de poderosos
acorazados y grandes cruceros. Japón, en cambio, hasta el día en que perdió su
primer portaaviones, aunque fuera el ligero “Shoho”, no había sufrido el
hundimiento de nada más grande que un destructor. La vista del pabellón del Sol
Naciente tragado por el fuego de los aviones norteamericanos y las aguas del
Pacífico fue un signo de que Japón no era invencible.
En la fotografía, el una vez poderoso portaaviones “USS Lexington”, ya
abandonado por su tripulación, se ve convertido en una ruina humeante.
Imagen tomada de http://c8.alamy.com/comp/E1CTPF/uss-lexington-exploding-during-the-battle-of-coral-sea-may-8-1942-E1CTPF.jpg
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