17 de mayo de 1940
Segunda Guerra Mundial
En los últimos siete días, la ofensiva alemana en el Oeste ha llevado a las fuerzas aliadas a una situación estratégica crítica. El ataque alemán se abrió con dos espectaculares acciones aerotransportadas. En Bélgica, 80 soldados alemanes llegaron en planeadores hasta el Fuerte de Eben Emael, considerado inexpugnable, y lo neutralizaron en un osado golpe de mano, hasta que llegaron las tropas regulares alemanas y obligaron a la guarnición a rendirse. Así, una de las fortalezas principales del dispositivo defensivo belga, que se esperaba detuviera a los atacantes durante semanas, era capturada en menos de dos días. El camino hacia Bélgica quedaba abierto. En tanto, en Holanda, 12.000 paracaidistas alemanes caían a las espaldas de las principales líneas defensivas. El objetivo de los paracaidistas alemanes era doble: por una parte, facilitar el ataque principal de la infantería y tanques, al capturar los numerosos puentes necesarios para moverse en el acuoso territorio holandés; por otra, se intentaba capturar La Haya, sede del gobierno y del alto mando militar, descabezando al Ejército y la administración civil, intentando una rápida rendición de Holanda. El asalto aéreo, sin embargo, fue fallido en su mayor parte y gran parte de los paracaidistas alemanes se convirtieron en bajas o fueron tomados prisioneros. De todos modos, su presencia significaba que los mandos holandeses debieron preocuparse de un frente extra, creado en el corazón mismo del país, que los obligó a distraer fuerzas que, de otra forma, podrían haber reforzado las líneas defensivas principales.
El 12, a dos días de iniciado el ataque, los franceses intentan contraatacar en Bélgica, produciéndose, en Hannut, la mayor batalla de tanques registrada hasta la fecha. La espectacularidad de las acciones aerotransportadas en Bélgica y Holanda reafirmó la convicción del alto mando aliado, especialmente del comandante en jefe francés, Maurice Gamelin, de que la ofensiva repetiría la estrategia de 1914. Los franceses respondieron enviando hacia la trampa de Bélgica a sus mejores ejércitos, incluyendo el 1° y el 7°, que concentraban la mayor y más moderna parte de las unidades blindadas francesas: las “Divisiones Ligeras Mecanizadas” y las “Divisiones de Coraceros de Reserva”, además de las potentes divisiones de infantería motorizada. Junto a lo mejor del Ejército Francés, la “BEF” (“British Expeditonary Force”) también avanzó hacia el norte en pleno, dejando tropas de segunda línea defendiendo lo que sería, en definitiva, el punto decisivo en el ataque alemán: las Ardenas y, más concretamente, Sedán.
El 13 de mayo, se produjo la ruptura del frente Aliado en Sedán. Con el correr de los días, seis “Panzerdivisionen” se colarían en la retaguardia de las principales tropas aliadas, a través de una región considerada, hasta 1940, como impasable para los tanques. Para ese momento, la mayor parte del poderoso 7° Ejército Francés había llegado hasta el sur de Holanda, donde se suponía debía enlazar con las fuerzas locales y proteger el flanco norte del Ejército Belga. No obstante, ante las alarmantes noticias llegadas desde las Ardenas, el 7° Ejército recibió órdenes de deshacer el camino andado y volver a toda prisa hacia el sur, a tratar de taponar la brecha que se había producido en el frente. Sin embargo, los desplazamientos de los anteriores días habían cobrado un alto precio en las energías de los soldados y en los vehículos, que empezaron a sufrir muchos desperfectos mecánicos. A estas desventajas, los desmoralizados franceses debían sumar la presencia de los aparatos de la “Luftwaffe”, que no paraba de hostigar sus líneas y de derribar a los aviones del “Armée de l'air” que intentaban oponérsele. Aislada del resto de las tropas aliadas y con los tanques alemanes ya dentro de sus defensas principales, Holanda decidió rendirse el 14 y firmó la capitulación de sus fuerzas el 15. Ese mismo día, los alemanes cruzaron el Mosa masivamente con sus tanques.
El 14, los tanques franceses se retiraron de Hannut, dejando el campo a los “Panzer” alemanes. Aunque el resultado fue estratégicamente favorables a los alemanes, los modelos franceses se mostraron muy superiores a los carros de combate germanos, que lograron sus objetivos gracias al apoyo de su fuerza aérea y a la superior coordinación entre sus unidades. De todos modos, en su enfrentamiento con los tanques franceses, los alemanes sufrieron graves pérdidas que les hicieron considerar la debilidad de la mayoría de los blindados.
El 16, Churchill visita París, dándose cuenta de que la situación de las fuerzas francesas rápidamente está pasando desde crítica a desesperada. Mientras tanto, la fuerzas aéreas aliadas (franceses y británicos; los holandeses ya se habían rendido y la “Aeronautique Militaire” belga había sido borrada del mapa prácticamente en los dos primeros días de lucha) intentaban, sin éxito, destruir los puentes sobre el Mosa para prevenir el paso de más fuerzas blindadas y motorizadas alemanes hacia la retaguardia aliada.
El 17, los alemanes entran en Bruselas, que se une a Viena, Praga, Varsovia, Oslo, Copenhague, Luxemburgo y Amsterdam en la lista de capitales europeas holladas por la bota nazi. Un día antes, el gobierno belga ha abandonado el país con dirección a Burdeos. Pronto tendría que partir hacia Londres.
En la imagen, soldados alemanes inspeccionan un grupo de tanques franceses modelo “SOMUA S-35”. El SOMUA demostró ser superior a los carros alemanes en muchos aspectos. Lo mismo pasó con otros modelos de tanques franceses y británicos que individualmente eran mejores que sus contrapartes alemanes y usualmente les causaban sensibles pérdidas en sus enfrentamientos. Sin embargo, durante la campaña de mayo de 1940, rara vez los franceses supieron explotar sus escasos éxitos y, en cambio, los alemanes siempre fueron capaces de extraer lo mejor de las circunstancias, aunque estaban superados numérica y técnicamente.
Imagen tomada de http://
No hay comentarios:
Publicar un comentario