Hace 100 años
22 de octubre de 1917
Primera Guerra Mundial
El Golfo de Riga
En octubre de 1917, los alemanes completan la conquista de las islas del Archipiélago
Estonio Occidental, en el Báltico, que cierran el Golfo de Riga, frente a
Estonia, parte de Rusia en ese entonces. La campaña, iniciada por los alemanes
el 12 de octubre, tenía como objetivo amenazar Petrogrado y así presionar al
gobierno de Kerenski, para que abandonara la guerra. Para apoyar las
operaciones, los alemanes desplegaron una potente flota que contaba con
numerosas unidades, entre las que destacaban once modernos acorazados y
cruceros de batalla. Los rusos apenas podían oponer dos antiguos acorzados
“pre-dreanought”, tres cruceros, tres cañoneras, 21 destructores y tres
submarinos británicos que operaban en el área.
En la mañana del 17 de octubre de 1917, la Marina Alemana intentaba
despejar las minas dejadas por los rusos en el área del archipiélago. Los
anticuados acorazados “Slava” y “Grazhdanin”, apoyados por el crucero acorazado
“Bayan”, abrieron fuego sobre los dragaminas. En respuesta, los alemanes
enviaron dos modernos “dreadnought”, los acorazados “König” y “Kronprinz”, que
abrieron fuego sobre los buques rusos. Sólo el “Slava” tenía alcance y poder de
fuego para oponer alguna resistencia a las potentes unidades germanas, de modo
que el “Grazhdanin” y el “Bayan” se quedaron retrasados, hostigando a los
dragaminas alemanes, mientras el “Slava” avanzaba hacia un estrecho canal, por
donde debían venir los acorazados alemanes. Al comienzo, estos últimos estaban
en desventaja, al no poder maniobrar en las estrechas aguas del canal y tener
que avanzar de frente hacia la artillería de los rusos, que disparaba
continuamente sobre ellos.
Alrededor de las 10.00, los rusos se retiraron para que las tripulaciones
pudieran almorzar. Cuando volvieron a la refriega, los dragaminas habían hecho
grandes progresos y los acorazados alemanes aprovecharon la oportunidad, para
colocarse en una posición más ventajosa, desde donde aprovechar su mayor poder
de fuego. Antes de las 11.00, el “Slava” había recibido tantos impactos, que ya
no era capaz de responder el fuego enemigo y amenazaba con hundirse. Los buques
rusos recibieron orden de retirarse, con el “Bayan” protegiendo la retirada del
“Grazhdanin”, mientras el “Slava, demasiado dañado para huir, debía ser hundido
por su propia tripulación, una vez que el resto de las unidades escapara de la
persecución alemana. Sin embargo, mientras se emitían estas últimas órdenes, el
Comité de Marineros, organizado tras la Revolución de Febrero, había ordenado
abandonar la sala de máquinas, por temor a un hundimiento, de modo que encalló
en un banco de arena, al sureste del canal, porque no había nadie que pudiera
cumplir las instrucciones del capitán de detener la nave o modificar su curso.
Algunos destructores consiguieron evacuar a la tripulación, antes de que
explotara un depósito de municiones, poco antes de las 12.00. Para asegurar que
el buque no cayera en manos enemigas, tres destructores recibieron la orden de
torpedear al “Slava”, pero la mayoría de los torpedos funcionó mal, de modo que
permaneció a medio hundir en las aguas poco profundas. Los soviéticos borraron
al buque del registro oficial en mayo de 1918 y los restos fueron desguazados
por los estonios después de la guerra.
Ya sin la presencia de buques rusos que pudieran estorbar, para la tarde
del 18 de octubre, los alemanes tenían firme control de las islas estonias del
Báltico. El 19, los restos de la flota rusa del Golfo de Riga, transportes y auxiliares
se retiraron hacia el norte, a través del Estrecho de Suur. Las unidades
navales rusas, en parte, al menos, escaparon al bloqueo alemán, pero Estonia
quedaba a merced de los alemanes y Petrogrado podía ser atacado desde el flanco
sur. Al terminar la campaña, 20.000 rusos habían caído prisioneros y más de 100
cañones habían caído en manos alemanas. Era un rudo golpe para el frágil
gobierno republicano ruso, que tenía crecientes dificultades para cumplir su
compromiso de mantenerse en la guerra.
En la fotografía de abajo, se aprecia el extenso daño recibido por el
acorazado “Slava” durante la lucha.
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