domingo, 20 de agosto de 2017

Hace 75 años - 20 de agosto de 1942 - Segunda Guerra Mundial - “Operación Pedestal”

Hace 75 años
20 de agosto de 1942
Segunda Guerra Mundial

“Operación Pedestal”

Entre el 9 y el 15 de agosto, los Aliados implementan la “Operación Pedestal”, un intento desesperado por llevar suministros hasta la asediada isla de Malta, que había demostrado ser una base clave en el doble esfuerzo británico de desbaratar los convoyes del Eje, que llevaban suministros a las fuerzas africanas de Rommel, y de proteger los propias formaciones que intentaban aprovisionar al 8º Ejército Británico, encargado de defender Egipto y el Canal de Suez.

Con insuficiente cobertura aérea, los convoyes aliados eran muy vulnerables al ataque de los aviones italianos y alemanes. En general, los suministros bélicos básicos conseguían llegar hasta la isla, llevándolos en cruceros rápidos, pero los fracasos en llevar combustible y comida en cantidad suficiente, impedían que los buques y aviones encargados de la defensa pudieran operar apropiadamente. De hecho, a mediados de 1942, la presión del Eje sobre la isla fue lo bastante exitosa, como para anular Malta como base ofensiva, lo que explica, en parte importante, las victorias de Rommel y sus tropas en África, hasta la Primera Batalla de El Alamein. Pero lo más grave era la escasez de alimentos, que empezaba a dejarse sentir entre las tropas y la población civil.

En febrero y marzo de 1942, se habían hecho dos intentos de aprovisionar Malta con grandes convoyes, las operaciones “Harpoon” y “Vigorous”; sin embargo, de los 17 barcos mercantes enviados en esas dos oportunidades, sólo cuatro llegaron hasta el puerto, a pesar de la fuerte protección que se les dispensó. La isla-fortaleza estaba siendo lentamente consumida por la falta de comida, combustible y municiones, mientras los ataques aéreos se intensificaban. En julio, la “RAF” perdió más de una cuarta parte de sus “Sptifire”, mientras intentaban repeler a la aviación germano-italiana. Al promediar 1942, la situación se hacía desesperada. El gobernador de la isla, general John Vereker, más conocido como Lord Gort, en los momentos más críticos del asedio, informó lo siguiente:

“Nuestra situación es tan grave, que es mi deber replantearla en los términos más claros posibles. La decisión materialmente reduce nuestras opciones de sobrevivencia, no debido a alguna escasez de moral o eficiencia combativa, sino debido a que es imposible seguir adelante sin comida o sin municiones.”

Consciente de que una rendición de Malta por hambre sería un desastre para el Imperio Británico, el Primer Ministro, Winston Churchill, ordenó que el próximo convoy, “WS-125”, contara con la máxima protección posible. Nacía la “Operación Pedestal”. Dirigida por el vicealmirante Edward Syfret, reunía dos acorazados, tres portaaviones, siete cruceros y 32 destructores. Alrededor de 70 cazas (modelos “Sea Hurricane”, “Martlet” y “Fulmar”) y 30 torpederos-exploradores “Fairey Albacore” servirían como cobertura aérea, desde las cubiertas de vuelo de los portaaviones. Su misión era proteger un convoy de 14 barcos mercantes, centrados en torno al rápido tanquero “SS Ohio”, de procedencia estadounidense, tripulado por británicos, que llevaba el precioso combustible, tan necesario para permitir continuar la resistencia.

La escolta más estrecha e inmediata del convoy la formaban cuatro cruceros y 11 destructores. Esta agrupación fue bautizada como “Fuerza X” y puesta bajo el mando directo del vicealmirante Harold Burrough. La cobertura más amplia sería provista por la “Fuerza Z”, que alineaba los portaaviones, los acorazados, tres cruceros y 12 destructores.

El aumento en el tráfico naval advirtió a los mandos del Eje de que algo grande se preparaba. El mariscal de campo Albert Kesselring, de la “Luftwaffe”, y el almirante Alberto Da Zara, de la “Regia Marina”, destinaron todos los recursos de que disponían, para evitar el paso del convoy. Mientras Kesselring coordinaba ataques aéreos, Da Zara lanzó todos sus submarinos a las aguas del Mediterráneo. Al mismo tiempo, una flota de cruceros y destructores italianos sería enviada a destruir lo que quedara, luego de los ataques desde arriba y desde abajo del mar.

En la noche del 10 al 11 de agosto, el convoy cruzó Gibraltar. El primer día de batalla fue salvaje. Una agrupación de 40 bombarderos alemanes dejó caer sus bombas sobre el convoy. A pesar de la presión alemana, el portaaviones “HMS Furious” consiguió su objetivo de lanzar 36 cazas destinados a reforzar las defensas maltesas y los destructores británicos consiguieron hundir un submarino italiano. El “Furious”, aunque coincidió con el convoy de “Pedestal”, estaba desarrollando una operación independiente de reforzamiento de la guarnición aérea de Malta y, como estaba previsto, retornó a sus bases, luego de lanzar con éxito sus “Spitfire”. Pero el éxito del “Furious” quedó ensombrecido ese mismo día, cuando cuatro torpedos del submarino alemán “U-73” alcanzaron y hundieron el portaaviones “HMS Eagle”, perdiéndose la vida de 260 marinos y 36 de los 40 aviones que llevaba a bordo. Antes de acabar el día, los ataques germano-italianos dañaron un mercante, un destructor y la cubierta de vuelo del portaaviones “Indomitable”.

La lucha prosiguió durante el 12 de agosto, con el convoy dentro del radio de alcance de las bases aéreas de Cerdeña. El primer ataque estuvo a cargo de 19 rápidos “Junkers Ju-88”, posiblemente el mejor bombardero fabricado en Alemania, que fue recibido por los cazas embarcados en los portaaviones. Una segunda incursión logró pasar la barrera de cazas y sus bombas causaron numerosos incendios en el “Indomitable”, cuya cubierta de vuelo quedó fuera de servicio. Sólo los aviones del “Victorious”, que también había recibido algunos daños, restaban para apoyar el convoy desde el aire. De acuerdo a lo planificado, al acercarse al Estrecho de Sicilia, la “Fuerza Z”, con sus acorazados y portaaviones, debía regresar a Gibraltar. El vicealmirante Edward Syfret, que estaba al mando de la operación, decidió adelantar el regreso de sus buques más poderosos, temeroso de que la proximidad de las bases de Sicilia abrumara a las dotaciones de su único portaaviones restante y la expedición se convirtiera en un desastre naval de proporciones. Hacia el final del día 12 de agosto, la “Fuerza Z” giró hacia Gibraltar. La “Fuerza X”, con sus cruceros y destructores, debían concluir la labor de escolta hasta el Gran Puerto de La Valeta, en Malta.

Mientras el convoy era atacado desde el aire, la flota italiana de superficie se preparaba para entrar en acción, con el zarpe de tres cruceros pesados, tres cruceros ligeros y 17 destructores. Alrededor de las 20.00 hrs., el submarino italiano “Axum” consiguió traspasar la barrera de destructores y torpedeó el convoy. El “Axum” hundió el crucero ligero “HMS Cairo” y dañó el crucero ligero “HMS Nigeria”, que tendría que regresar a Gibbraltar. Pero lo más grave fue que el sumergible italiano logró alcanzar a la nave más importante de todas: el tanquero “SS Ohio”. Tras el ataque del “Axum”, mientras el convoy intentaba recomponer su formación, una nueva oleada de aviones se abatió sobre sus castigadas cubiertas. En el nuevo “raid”, el destructor “HMS Foresight” fue puesto fuera de combate y el carguero “Empire Hope” fue hundido.

La noche del 12 al 13 de agosto marcó el turno de las lanchas torpederas. Los torpederos alemanes e italianos hundieron tres cargueros durante la noche y causaron daños en un cuarto. Durante la refriega, las torpederas italianas “MS 16” y “MS 22” dañaron el crucero ligero “HMS Manchester”, que tuvo que ser hundido por su propia tripulación poco después. Apenas despuntó el sol del 13 de agosto, regresaron los bombarderos. El mercante “Waimarama” fue la primera víctima del día, cuando una bomba, lanzada por un “Ju-88” alemán, dio en una parte del cargamento, que incluía combustible de aviación. Una segunda incursión aérea estuvo a cargo de 60 bombarderos en picado “Junkers Ju-87, Stuka”, que concentraron sus atenciones en el “Ohio”. Poco antes de las 11.00 de la mañana, las bombas de los “Stuka” dañaron las calderas del tanquero, que perdió la capacidad de moverse por sus propios medios. Cerca del tullido “Ohio”, los alemanes hundieron el carguero “Dorset” y causaron daños considerables en el crucero “HMS Kenya”.

Aguantando la arremetida lo mejor que podían y navegando a toda máquina, los cargueros “Port Chalmers”, “Rochester Castle” y “Melbourne Star” pasaron en medio del infierno y pudieron reunirse con fuerzas de escolta provenientes de Malta. Protegidos por los aviones basados en la isla, los tres cargueros entraron en el Gran Puerto a las 18.00 hrs. Era la primera buena noticia para los británicos en muchas horas.

Todavía bajo ataque aéreo, el destructor “HMS Penn” intentó remolcar al “Ohio”, pero el tanquero estaba empezando a inclinarse, debido al agua que empezaba a entrar y un nuevo impacto de bomba, que rompió la quilla del “Ohio”. Mientras tanto, alemanes e italianos no se ponían de acuerdo en la estrategia a seguir. El mariscal Kesselring se negó a proveer apoyo aéreo a la flota italiana de cruceros que se acercaba a la batalla y prefirió concentrar sus aparatos en ataques directos. El alto mando italiano, preocupado de que los aviones basados en Malta pudieran atacar sus naves, ordenó el regreso de la flota a Mesina, no sin antes haber sido dañados dos cruceros italianos por el submarino británico “HMS Unbroken”.

En las primeras horas del 14 de agosto, el dañado carguero “Brisbane Star” consiguió llegar hasta La Valeta. Más atrás, la “Fuerza X” seguía luchando por salvar al “Ohio”, con sus toneladas de combustible. Un nuevo ataque aéreo dejó al valiente tanquero con un nuevo agujero en la popa y el timón inutilizado. Sin embargo, la escolta se las arregló para hacer que el “Ohio” siguiera avanzando, con los destructores “HMS Penn” y “HMS Ledbury” haciendo de soporte en los costados del barco, para evitar que se partiera en dos, y el dragaminas “HMS Rye” estabilizando la popa, configurando un singular “sándwich” en medio de la batalla aeronaval. Esta inusual formación fue interrumpida por varios ataques aéreos, pero los marinos británicos consiguieron llevar las ruinas flotantes del “Ohio” hasta el Gran Puerto de La Valeta a las 9.30 hrs. del 15 de agosto de 1942.

Desde el punto de vista táctico, la batalla en torno al convoy de “Pedestal” fue la última gran victoria de las potencias del Eje en el Mediterráneo. Los aliados perdieron un portaaviones, dos cruceros, un destructor y 9 cargueros, además de muchos buques de guerra dañados, que permanecieron varios meses en reparaciones. Alrededor de 400 hombres dieron sus vidas para llevar suministros hasta Malta. Los alemanes e italianos pagaron caro sus aciertos, con 42 aviones derribados, dos submarinos hundidos, dos cruceros dañados y alrededor de 100 muertos o desaparecidos.

Por otro lado, la llegada de los pocos cargueros que consiguieron pasar y, sobre todo, del “Ohio”, con su invaluable combustible, fue un resonante éxito estratégico para Gran Bretaña. Al ir avanzando el último tercio de 1942, los cazas de la “RAF” retomaron la iniciativa en la defensa de los cielos de Malta, haciendo muy costosos los bombardeos italianos y alemanes. Tras equilibrar sus defensas, las armas ofensivas volvieron a las bases de Malta, especialmente submarinos y bombarderos británicos, que causaron estragos en los convoyes italianos, que intentaban llevar suministros a las tropas del Eje desplegadas en África del Norte, bajo las órdenes del mariscal Erwin Rommel. Debilitado, Rommel sería decisivamente derrotado en la Segunda Batalla de El Alamein, en octubre-noviembre de 1942. Empujado a través de toda África del Norte, el final del año encontraría a Rommel y los restos de su ejército ítalo-alemán atrapados en Túnez, entre las unidades del 8º Ejército de Montgomery, que lo venían persiguiendo desde Egipto, y las fuerzas aliadas que venían desde el oeste, tras desembarcar en noviembre, en la llamada “Operación Torch”.

Desde el punto de vista logístico, la gran Batalla del Mediterráneo fue ganada por la “Commonwealth” en la “Operación Pedestal”.

Abajo, una dramática fotografía que muestra al portaaviones británico “HMS Eagle”, al fondo, a la derecha, mientras se hunde en las aguas del Mediterráneo. En primer plano, un mercante intenta dejar la zona de peligro a toda máquina. Aunque no lo parezca por esta sola imagen, al conseguir la mera supervivencia de Malta, la “Commonwealth” estaba consiguiendo una decisiva victoria.




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