Hace 75 años
30 de julio de 1942
Segunda Guerra Mundial
Empate en El Alamein
En el Frente Oriental, los alemanes siguen avanzando velozmente por el
sur de la Unión Soviética. El 24 de julio de 1942, la División “Wiking” de las
“Waffen SS” captura un aeródromo cercano a Rostov del Don, mientras que la 125ª
División de Infantería entra ese mismo día en el centro de la ciudad. Al día
siguiente, llega hasta Rostov el resto de los efectivos del 1er Ejército
Panzer. La ciudad, considerada “llave del Cáucaso”, ha sido conquistada por los
alemanes nuevamente. El “Frente Sur” del Ejército Rojo prácticamente ha sido
barrido del campo de batalla y sus golpeados restos son absorbidos por el
“Frente del Cáucaso”, al mando del mariscal Semión Budyenny.
En tanto, la punta de lanza norte de la ofensiva alemana sigue
acercándose al gran río Volga. El 26 de julio, el 6º Ejército Alemán rompe las
líneas de dos ejércitos soviéticos, el 62º y el 64º, posicionados al oeste de
Stalingrado. El 28 de julio, el tirano soviético, Iosif Stalin, emite la Orden
nº 227, conocida como “¡Ni un Paso Atrás!”. Stalin disponía severos castigos
para los que se retiraran, así como para las familias de los que cayeran
prisioneros. Se incluía también la creación de batallones penales, encargados
de cumplir misiones suicidas y de unidades especiales del NKVD, encargadas de
abrir fuego sobre todo aquel que dudara en el ataque. En realidad, era una
reedición de la Orden nº 270 del 16 de agosto de 1941, casi un año antes,
cuando las rendiciones en masa amenazaban con causar el colapso de la URSS. En
el verano de 1942, los soviéticos pelean con un poco más de convicción, pero el
golpe de 1941 fue demasiado grande, como para recuperarse del todo y además
todavía son miles los que prefieren arrojar las armas rápidamente, antes que
dejarse matar para defender un gobierno que se ha dedicado a esclavizar,
encarcelar, ejecutar, torturar y matar de hambre a su pueblo. Poco a poco, los
ciudadanos soviéticos irán sabiendo de los horrores sufridos por los
prisioneros que consiguen escapar de los alemanes y de los abusos cometidos en
la zona ocupada. Sólo entonces comprenderán que, bajo los nazis, el destino no
sería mucho mejor que bajo los comunistas y el Ejército Rojo se convertiría en
una inmensa y aceptablemente efectiva máquina de combate. Pero quedaban meses
para que ese cambio se operara del todo.
En el Pacífico, la lucha es intensa en la Papúa Australiana, Nueva
Guinea. El 26 de julio, el Ejército Imperial Japonés ataca Oivi. Las tropas de
la “Commonwealth”, superadas en número y equipamiento, deben retroceder al
abrigo de la noche, hacia la jungla, recorriendo el llamado “Sendero Kokoda”.
Más temprano, ese mismo día, los japoneses desembarcan un refuerzo de 1.020
soldados en la isla, provenientes desde Rabaul. Los australianos hacen lo que
pueden por reforzar las defensas del aeródromo de Kokoda. Dos aviones
australianos con refuerzos vuelan en círculos sobre la pista, pero no aterrizan,
por temor a que el aeródromo esté a punto de ser capturado por los japoneses.
El 27 de julio, el capitán Sam Templeton, comandante del batallón australiano
que defendía el sector de Kokoda, capturado el día anterior, es ejecutado por
los japoneses. El día 29, cae el aródromo, luego de que los 70 soldados
australianos que quedaban vivos recibieran la orden de retirarse.
En la noche del 26 al 27 de julio, el 8º Ejército Británico lanza la
“Operación Manhood”, el último intento del general Claude Auchinleck de
expulsar a las fuerzas de Rommel desde sus posiciones defensivas en El Alamein,
Egipto. La fuerza principal de ataque estaba conformada por el XXX Cuerpo,
reforzado con la 1ª División Blindada, la 4ª Brigada Ligera Blindada y la 69ª
Brigada de Infantería. El ataque sería llevado a cabo en el llamado risco de
Miteiriya, al norte de la línea alemana. Era el tercer ataque que se intentaba
en el sector norte y los alemanes lo estaban esperando. La ofensiva británica
además fue mal planificada y algunas unidades antitanque se perdieron en el
avance nocturno, dejando a los tanques aislados tras líneas enemigas y
vulnerables al contraataque, cuando llegó el día.
Rommel reaccionó rápido y lanzó decididos contraataques, que causaron
severas bajas a los británicos. Auchinleck todavía tardaría un par de días en
dar la orden de suspender toda acción ofensiva, pero este último fracaso del 8º
Ejército significaba que ninguno de los dos bandos podía romper el empate en
que se había convertido la Primera Batalla de El Alamein. Para el 27 de julio,
dadas todas las circunstancias, se puede considerar terminada esta batalla con
un virtual empate. Sin embargo, el resultado fue más costoso para los alemanes,
que para los británicos. Los alemanes e italianos perdieron 17.000 hombres
entre muertos y heridos, mientras que los británicos sufrieron poco más de
13.000 bajas. Ambos bandos perdieron también abundante cantidad de vehículos,
especialmente los tan valiosos tanques. Para las fuerzas de Rommel, sin
embargo, era mucho más difícil reponer las pérdidas, pues los convoyes con
refuerzos y material de guerra, provenientes de Italia, tenían cada vez más
dificultades para llegar hasta las costas africanas. Al privilegiar el avance
sobre Egipto, Italia y Alemania renunciaron a conquistar o neutralizar Malta,
origen de todos los buques y aviones que acosaban las líneas germano-italianas.
Esas mismas naves y aeronaves se encargaban de proteger los convoyes británicos
de la amenaza de aviones y submarinos ítalo-germanos, que hallaban crecientes
dificultades para cumplir su labor de desbaratar las líneas de comunicación
adversarias. Al final, la posesión de Malta resultó decisiva para la victoria
final del Imperio Británico en el Norte de África y en el Mediterráneo en
general.
El estancamiento de las operaciones en África significaba que Alejandría
y el Canal de Suez también seguían en poder de la “Commonwealth”. Aunque no
podían decirlo, el mariscal Erwin Rommel y los demás generales alemanes e
italianos ya intuían que el empate en la Primera Batalla de El Alamein era, en
realidad, el primer paso hacia su derrota final en la campaña.
Abajo, una rara foto a color de un Fiat-Ansaldo “M13/40” del “VIII
Battaglione”, “32º Reggimiento Carri”, con su tripulación posando en un momento
de descanso, bajo el sol abrasador del desierto africano. El “M13/40” fue posiblemente
el mejor carro de combate desplegado por las divisiones del “Regio Esercito” en
África del Norte. Tenía aspecto eficiente y resultó aceptable durante la
primera parte de la lucha en África del Norte, cuando sus rivales eran los
“cruiser” británicos, a los que podía enfrentar con su armamento, o los mucho
más lentos “Matilda”, que podía aventajar en movilidad y llevar hasta
emboscadas de armas antitanque. Sin embargo, para la segunda mitad de 1942, los
nuevos modelos de tanques aliados, especialmente los “Grant” y “Sherman”
norteamericanos se mostraron muy superiores a los carros italianos, que aún
consiguieron algún éxito gracias a su valentía y veteranía, reconocida por el
propio Rommel en más de una ocasión.
Imagen tomada de https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/originals/e6/ae/d3/e6aed3cbc52b073221c72e87198bc4fb.jpg
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