domingo, 30 de julio de 2017

Hace 100 años - 30 de julio de 1917 - Primera Guerra Mundial - ¡Tanques!

Hace 100 años
30 de julio de 1917
Primera Guerra Mundial

¡Tanques!

El 28 de julio de 1917 nace el “Cuerpo de Tanques” (“Tank Corps”) del Ejército Británico. Los tanques fueron usados por primera vez durante la Batalla de Flers-Courcelette, en septiembre de 1916. Flers-Courcelette fue uno de los tantos enfrenamientos localizados dentro del contexto de la Batalla del Somme, que tan dura prueba supuso para los británicos y alemanes que se enfrentaron en ella. En esa ocasión, la aparición de unos gigantescos vehículos de acero, que avanzaban escupiendo fuego desde cañones y ametralladoras, causó terror entre las filas alemanas, que abandonaron sus trincheras, sin saber todavía cómo detenerlos. Con el paso de los meses, los alemanes fueron aprendiendo cómo detener estos monstruos blindados, que además eran poco fiables mecánicamente y quedaban fuera de combate por desperfectos, no menos que por el combate en sí mismo.

El primer modelo de tanques en ver combate en el Somme fue el “Mark I”. Las primeras unidades fueron encuadradas en seis compañías, las que, a su vez, fueron agrupadas en la llamada “Sección Pesada” del Cuerpo de Ametralladoras (“Machine Gun Corps”, “MGC”). Para noviembre de 1916, las ocho compañías de tanques fueron expandidas a batallones, identificados con las letras A a H, que se convirtieron, de este modo, en la “Rama Pesada” del “MGC”. En enero de 1917, se formaron otros ocho batallones, designados con las letras I a O y posteriormente se les cambió su designación de letras a números. Ya eran demasiadas unidades para mantenerse dentro del Cuerpo de Ametralladoras. Además los generales británicos entendían que el propósito del tanque no podía ser el mismo de las ametralladoras. De ahí que se decidiera separar ambas armas y crear un cuerpo específico para los tanques.

A medida que variaba la orgánica de las unidades, también progresaba el diseño. Para la segunda mitad de 1917, los tanquistas británicos ya operaban el “Mark IV”, que incorporaba algunas mejoras en armamento y protección, respecto de la primera versión. Al finalizar la guerra, se había ordenado la producción de ocho versiones sucesivas, con el “Mark VIII” siendo resultado de un esfuerzo industrial conjunto de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Los tanques fueron una respuesta al problema de las trincheras. Por muchos hombres que se concentraran y por muchas horas de bombardeo artillero que se destinaran a preparar las ofensivas, los asaltos de la infantería sencillamente no eran capaces de penetrar las trincheras alemanas. Con suerte, se conquistaba una primera línea enemiga de trincheras, pero quedaban complejas defensas en profundidad en posesión del enemigo. Rara vez se conseguía alguna saliente en el frente, de unos pocos kilómetros, y siempre a un costo en vidas escalofriante. Especialmente durante 1916, con las grandes Batallas de Verdún y el Somme, fue frecuente que millones de hombres murieran o resultaran heridos, para conquistar algunas decenas de kilómetros cuadrados.

Los estrategas británicos apostaban a que el tanque fuera capaz de romper el sangriento empate en que se había convertido el Frente Occidental. Y es cierto que su aparición era espectacular, pero no alcanzó a ser la respuesta que esperaban los altos mandos. Durante algunas batallas, especialmente la Batalla de Cambrai (noviembre de 1917), el tanque mostró resultados sorprendentes, pero no llegó a convertirse realmente en un arma decisiva. A los primeros modelos, siguieron otros diseños innovadores, como los llamados “Mark A-Whippet” (“galgo”), más livianos y algo más veloces, que se esperaba fueran capaces de explotar las brechas abiertas por los tanques pesados en las trincheras enemigas. Los franceses, por su parte, introducirían el “Renault FT 17”. Este último fue el primer modelo en montar su armamento en una torreta capaz de girar 360º, de modo que su impacto en el diseño de los tanques posteriores fue tan relevante como el de los tanques británicos. Con más de 3.600 unidades, el “FT” fue además el modelo más producido durante el conflicto.

Los alemanes no llegarían a entusiasmarse con el concepto del tanque durante la Primera Guerra Mundial. Desarrollaron el “A7V”, pero en mucho menor escala que los británicos y franceses y, de hecho, la mayoría de los tanques usados por los alemanes eran vehículos capturados en combate. En total, Alemania no llegó a desplegar 100 tanques, mientras que británicos y franceses construyeron varios miles. Era frecuente que los ataques de los tanques causaran desorden inicial y hasta pánico entre los alemanes, pero éstos aprendieron pronto a dominar su pánico y fueron desarrollando formas muy efectivas de detener estos colosos. Cuando la Primera Guerra Mundial llegó a su fin, el futuro del tanque estaba lleno de dudas. Todo ejército que se preciara quería tenerlo en su arsenal, pero muchos teóricos militares no estaban convencidos de que valiera realmente la pena invertir tanto dinero en su desarrollo y producción, cuando la verdad era que, durante la guerra, se mostraron como artilugios impresionantes, pero no llegaron a ser armas decisivas.

En los años inmediatamente siguientes al final de la Gran Guerra, los británicos y franceses produjeron los mejores y más innovadores modelos de tanques. En líneas generales, los diseños franceses y británicos siguieron dos caminos paralelos. Por un lado, estaban los “tanques de infantería”, pesados herederos de los primeros “Mark”, cuya misión era asaltar las trincheras enemigas y ojalá penetrarlas. Como debían seguir el ritmo de la infantería, poco importaba que fueran lentos, mientras estuvieran lo bastante blindados, como para recibir las atenciones del fuego enemigo, cuando cruzaban la “tierra de nadie”. Una vez roto el dispositivo defensivo enemigo, era el turno de los tanques ligeros o “cruisers” (“cruceros”), herederos de los “Whippet”, más veloces y menos protegidos que sus primos pesados “de infantería”.

Al entrar en la década de 1930, los recortes presupuestarios de Francia y Gran Bretaña, muy presionadas por los efectos de la Gran Depresión, produjeron un considerable retraso en el desarrollo militar en general y en la investigación en tanques en particular. Aun así, en la víspera de la Segunda Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña podían exhibir los más avanzados tipos de tanque en el mundo occidental. Los alemanes, italianos, japoneses y estadounidenses llegaron atrasados al escenario internacional del diseño de tanques y, poco antes de estallar la siguiente guerra, la mayoría de sus tanques eran inferiores a los modelos británicos y especialmente franceses. Contrario a lo que muchos piensan, los tanques alemanes, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en su mayoría, eran máquinas vulnerables y poco armadas que, sin embargo, resultaron efectivas porque eran conducidas por los soldados mejor entrenados de su tiempo. Los alemanes se pusieron a fabricar tanques recién a mediados de la década de 1930, cuando los nazis decidieron ignorar las prohibiciones del Tratado de Versalles. Su retraso en esta particular carrera tecnológica obligó a los alemanes a entrar en la guerra con una fuerza blindada muy inapropiada. La gran mayoría de las divisiones “panzer” que ayudaron a conquistar casi toda Europa en 1939-1941, estaban conformadas por poco más que tanquetas, apenas armadas con ametralladoras y absolutamente incapaces de resistir el impacto de algo más potente que una bala de fusil. Sólo un puñado de “panzer” podían considerarse auténticos tanques cuando la guerra estalló en Europa nuevamente. Además los alemanes cometieron el error de seguir la doctrina británica, de diseñar, por un lado, modelos específicos para apoyar a la infantería y, por otro, modelos más ligeros, capaces de moverse más rápido y capaces teóricamente de destruir otros tanques. Esta división de roles probó ser, con el tiempo, una gran desventaja en la producción y en el uso de los tanques en combate.

Los conflictos bélicos desarrollados entre las dos guerras mundiales ayudaron poco a la reputación de los tanques. Esto fue especialmente cierto respecto de la Guerra Civil Española (1936-1939), que sirvió de campo de pruebas para una Europa que ya presentía el estallido de una nueva guerra mundial. Fue significativo que los “Republicanos” españoles perdieran la guerra a pesar de tener, entre otras cosas, tanques soviéticos en sus filas, muy superiores en armamento y blindaje a los modelos alemanes e italianos de que disponían los “Nacionales”. De hecho, aunque era un secreto para el mundo, al momento de estallar la Segunda Guerra Mundial, la más moderna y más numerosa fuerza de tanques del mundo era la poseída por el Ejército Rojo. El paso del tiempo demostraría que, como ocurre con toda arma y, en general, con toda tecnología, su efectividad no sólo depende de sus ventajas técnicas, sino también de la habilidad, entrenamiento y voluntad de quienes lo operan, tres aspectos en que los alemanes demostrarían que no tenían rival, por mucho que sus tanques no tenían los cañones más grandes, ni contaban con el blindaje más grueso.

Abajo, conservados en un museo, dos ejemplares de los modelos que iniciaron la historia de los tanques. A la derecha de la imagen, el pesado “Mark I”. A la derecha, un ligero “Mark A-Whippet”.




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