Hace 100 años
25 de octubre de 1915
Primera Guerra Mundial
En estos últimos días de octubre, prosiguen las consecuencias del ingreso de Bulgaria en la guerra. El 19, Sofía recibe la declaración de guerra de Italia y de Rusia. Mientras tanto, los serbios venden caro cada palmo de terreno que ceden, pero simplemente no tienen soldados suficientes para hacer frente al ataque combinado de Alemania, Bulgaria y Austria-Hungría.
El 23 de octubre, los alemanes experimentan en carne propia el acoso de los submarinos, cuando el británico “HMS E-8” torpedea y hunde, cerca de Libau, en el Báltico, el crucero acorazado “SMS Prinz Adalbert”, que es tocado en la santabárbara y se hunde con rapidez, llevándose 672 marinos alemanes al fondo del mar.
El 24 de octubre queda fechada una carta enviada por el Alto Comisario Británico en El Cairo, Henry McMahon, al Jerife de La Meca, Husayn ibn Alí. La misiva intenta precisar las fronteras de un futuro estado árabe soberano, una vez que el Imperio Otomano fuera derrotado. Forma parta de la llamada “Correspondencia Husayn-McMahon”, que consiste en una serie de cartas preparatorias de la rebelión árabe contra los turcos. Con el paso del tiempo, se convertiría en una de las series de documentos históricos más importantes para entender los orígenes del conflicto árabe-israelí, todavía sin solución.
El debilitamiento del Imperio Otomano permitió la independencia de los pueblos europeos que habían estado bajo su dominio hasta fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La Primera Guerra Mundial puede considerarse, en parte, como una consecuencia de ese debilitamiento, que también despertó los apetitos nacionalistas de los árabes y judíos súbditos del Sultán. En febrero de 1914, Amir Abdulá, hijo del Jerife Husayn, contactó a los británicos en El Cairo, para sondear la actitud de Londres ante una posible rebelión árabe contra los turcos. La respuesta británica de entonces fue negativa, consistente con la postura sostenida por Gran Bretaña, de evitar el total colapso del Imperio Otomano, como una forma de mantener la estabilidad en el Medio Oriente. En ese momento, Turquía y Alemania no eran aún aliadas y ni siquiera Alemania estaba en guerra con el Reino Unido.
Con el estallido de la guerra y con los otomanos aliados de los alemanes, Husayn vio la oportunidad de convertirse en el líder de una gran nación que comprendiera los gigantescos territorios árabes controlados por los turcos. La primera carta de la “Correspondencia Husayn-McMahon” contiene el deseo del Jerife de obtener la soberanía árabe para un territorio que se extendería desde la costa sur de la Península Arábiga, hasta el “Creciente Fértil”, que sigue la línea de los valles del Jordán, del Tigris y del Éufrates.
Las sucesivas cartas intercambiadas entre Husayn y McMahon fueron limitando lo que Gran Bretaña estaba dispuesta a dejar bajo control árabe, considerando especialmente los intereses imperiales que Francia, aliada de los británicos, tenía en la región. Con Francia, por lo demás, el Gobierno Británico negociaba en paralelo y en secreto, mientras prometía a los árabes más recompensas por su ayuda militar contra los tucos de las que buenamente podía dar. Los límites no fueron establecidos con precisión por las cartas de McMahon porque no se podía esperar que un funcionario como él se dedicara a funcionar como una especie de comisión demarcadora. Su misión fue simplemente asegurarse de obtener la ayuda militar que podía significar una rebelión árabe en la retaguardia turco-alemana y, con ese fin, comprometer a Londres en establecer un territorio soberano árabe a partir de lo que sería el desmembramiento final del Imperio Otomano, una vez que fuera derrotado, junto con Alemania, al terminar la guerra.
La “Correspondencia Husayn-McMahon” ha sido interpretada de manera muy diferente por los árabes y por los judíos, que han estado enfrascados en un sangriento conflicto que ya dura más de medio siglo. Ya quedó explicado que las cartas de Henry McMahon no definen el territorio de la futura nación árabe y nadie podía esperar que lo hicieran, pero lo que resulta completamente claro es que McMahon se cuida mucho de no incluir Palestina en los territorios entregados a los árabes. Muchos años después de la guerra, en 1937, McMahon envió una carta al “Times” de Londres, precisando que Palestina nunca había sido comprendida en el territorio asignado a los árabes a cambio de ingresar en la guerra contra los turcos. Esta declaración de McMahon fue vertida 20 años después de intercambiar sus cartas con Husayn, en el marco de las deliberaciones de la llamada Comisión Peel, convocada para investigar las causas de la inquietud que, ya en los años ’30, se vivía en el Medio Oriente, entonces controlado por Francia y Gran Bretaña.
Desde luego, no puede considerarse esta aclaración de McMahon como base para negar derechos soberanos sobre Palestina a los árabes, pero es un documento importante, en el sentido de que la “Correspondencia Husayn-McMahon” no puede considerarse tampoco una base para negar a los judíos el mismo derecho soberano que, en definitiva, sólo podía hacerse efectivo con el respaldo del Reino Unido.
En la fotografía, soldados alemanes marchan a través de Jerusalén, en 1914. La Ciudad Tres Veces Santa, como había ocurrido en tantas ocasiones durante su milenaria historia, estaba envuelta en el fragor de una gran guerra.
Imagen tomada de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/be/Bundesarchiv_Bild_146-1977-101-36%2C_Deutsche_Soldaten_in_Jerusalem.jpg