Hace 100 años
4 de octubre de 1915
Primera Guerra Mundial
Turcos y británicos se enfrentan nuevamente en Kut, Mesopotamia (actual Irak). La ciudad se convertirá en uno de los puntos más fieramente disputados de la lucha en el Medio Oriente.
El 2 de octubre, ante la inminente entrada de Bulgaria en la guerra de parte de los Imperios Centrales, el Primer Ministro de Grecia, Eleuterio Venizelos, solicita a la Entente que desembarque tropas en Salónica, convencido de que, en el corto plazo, Grecia se vería arrastrada al conflicto, aunque no lo buscara. El Rey Constantino, sin embargo, era pro alemán, al igual que buena parte del alto mando militar, y deseaba mantener la neutralidad griega todo el tiempo posible, sabedor de que beneficiaba con ellos a los Imperios Centrales. El 3 de octubre, desembarcan las primeras tropas franco-británicas, sin el consentimiento oficial del gobierno griego que va camino hacia la guerra y a romper con su propio rey. Con el correr de los meses, de hecho, Grecia terminará experimentando una cuasi guerra civil, que sólo se resolverá con la abdicación de Constantino.
Rusia, que había sido la potencia dominante de Europa Central y del Sudeste, y había permitido la independencia búlgara con sus victorias sobre Turquía en el siglo XIX, consideraba que el acercamiento de Bulgaria a Alemania era una traición imperdonable. Francia y Gran Bretaña, por su parte, sabían que el ingreso de Bulgaria en la guerra podía tener como único propósito inmediato el ataque combinado hacia Serbia por parte de búlgaros, alemanes y austrohúngaros. Y la verdad es que ni franceses, ni rusos, ni británicos tenían los medios para impedir el colapso de Serbia, cosa que efectivamente pasó a fines de 1915. Muy presionadas por Rusia y por Venizelos, Francia y Gran Bretaña accedieron a presentar un ultimátum a Bulgaria, por el que demandaban la salida de todos los asesores militares alemanes del territorio búlgaro. El incumplimiento del ultimátum y el ataque de Bulgaria a Serbia, pocos días después, se complementaron con el desembarco de tropas aliadas en Salónica para completar el cuadro del ingreso de Bulgaria en la guerra. En pocas semanas, Serbia sería barrida del mapa, aunque parte considerable de su ejército pudo ser evacuado por mar. A la larga, franceses y británicos no pudieron impedir que todos sus aliados en los Balcanes terminaran derrotados y bajo ocupación enemiga, con la sola excepción de Grecia. No obstante, el desembarco en Salónica y el apoyo recibido por parte de los “venizelistas” griegos permitieron a los anglo-franceses mantener un pie en Europa Sudoriental hasta el fin de la guerra, que resultó clave en la victoria final sobre los Imperios Centrales. Por el momento, sin embargo, las cosas no iban bien para la Entente.
En la imagen, una estampa de soldados búlgaros durante la Gran Guerra. Desde arriba, en el sentido del reloj: infante, general de artillería y sirviente de pieza, soldado de caballería y soldado irregular.
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