11 de abril de 1915
Primera Guerra Mundial
Los Aliados ofrecen nuevamente compensaciones territoriales a Grecia, a cambio de que ataque inmediatamente al Imperio Turco. Al mismo tiempo, reaseguran a Rusia en su pretensión de obtener Constantinopla como botín de guerra, si ésta termina victoriosamente.
En Mesopotamia, actual Irak, turcos y británicos combaten ferozmente en torno a la ciudad de Basora, ocupada por estos últimos. Importante centro industrial y de comunicaciones, durante varios días, las fuerzas turcas intentaron recapturar la ciudad de manos británicas, aunque sin éxito.
En este 1915, el Imperio Británico y el Imperio Turco-Otomano se enfrentan por la histórica región de Mesopotamia. Son, sin embargo, sólo los actuales protagonistas de una larguísima lista de imperios que han luchado por y a través de la zona bañada por el Tigris y el Éufrates. Veinte siglos antes de Cristo, Mesopotamia fue escenario del Reino de Sargón de Acad, el primer intento de expansión imperialista del que se tenga noticia. A los acadios seguiría babilonios, asirios, sumerios, mitanni, hititas, egipcios, persas y greco-macedonios. La posesión de las fértiles llanuras mesopotámicas otorgaba gran ventaja a quien las dominara y la ocupación de la importante ciudad de Babilonia prestaba enorme prestigio a cualquier rey que entrara en ella. Bajo la Persia de los Aqueménidas, la región gozó de un tiempo relativamente largo de estabilidad, que luego fue volatilizada por la conquista de Alejandro Magno y su efímero Imperio. El Reino Seléucida, fundado por uno de los generales de Alejandro, se organizó en torno a Mesopotamia, para ser luego desplazado por el Imperio Parto, a su vez, destruido por el Imperio Sasánida. Bajo el reinado del Emperador Trajano, la breve ocupación de Mesopotamia por parte del Imperio Romano marcó la máxima expansión territorial de éste, que fue obligado a retroceder nuevamente por los Sasánidas. Los árabes destruyeron el Imperio Sasánida y se convirtieron en los nuevos amos de Mesopotamia en la segunda mitad del primer milenio después de Cristo. Los turcos otomanos, herederos del Imperio Árabe y del califato, mantenían Mesopotamia como uno de sus dominios al entrar en la guerra como aliado de Austria y Alemania.
La derrota turca en la guerra abriría el camino para un Irak independiente que, no obstante, se mantendría como estado satélite del Imperio Británico hasta la Segunda Guerra Mundial. Aun hoy, Irak sigue siendo teatro de lucha de grandes potencias y ha sido frecuente campo de batalla de tropas estadounidenses, europeas y recientemente del ISIS, el Estado Islámico.
En la fotografía, pilotos y personal de apoyo australiano, desplegados en Irak como apoyo de las fuerzas imperiales británicas. Corresponden a la “media ala”, renombrada luego como 30° escuadrón del Real Cuerpo Aéreo. El aparato que aparece al fondo es posiblemente un “Maurice-Farman Shorthorn”.
Imagen tomada de http://www.defence.gov.au/
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