domingo, 5 de noviembre de 2017

Hace 75 años - 5 de noviembre de 1942 - Segunda Guerra Mundial - Los “Sherman” al ataque

Hace 75 años
5 de noviembre de 1942
Segunda Guerra Mundial

Los “Sherman” al ataque

A las 0.15 hrs. del 2 de noviembre de 1942, el 8º Ejército Británico, al mando del general Bernard Law Montgomery, lanza la fase decisiva de su ofensiva sobre el “Panzerarmee Afrika”, del mariscal de campo Erwin Rommel. “Monty” no se va a conformar con poner a Rommel en aprietos. Sin importar el costo, no detendrá sus ataques, hasta expulsar para siempre a las tropas germano-italianas de África del Norte. Esta fase de la ofensiva aliada es conocida como “Operación Supercharge” y su propósito era romper las líneas alemanas en El Alamein, que ya habían sido debilitadas por los continuos ataques británicos, desde el 23 de octubre, cuando comenzó la batalla. Para el 30 de octubre, la situación estaba madura, como para que las tropas de “Monty” lograran un rompimiento decisivo.

En algunos puntos, las tropas italianas y alemanas estaban sencillamente demasiado agotadas y escasas de suministros; pero en otros sectores la resistencia fue dura. La 9ª Brigada Acorazada, al mando del general John Currie, recibió la orden de avanzar hacia la pista aérea de Rahman. Consiguió su objetivo, pero perdió 70 de sus 94 tanques en el proceso. Las pérdidas de los defensores, incluso en los sectores donde aguantaron la primera acometida, fueron cuantiosas. Pero, a diferencias de las tropas del Imperio Británico, las fuerzas del Eje no tenían los medios para reponer sus bajas. A las 48 horas de haberse iniciado el ataque, las tropas de Rommel mostraban signos claros de estar al borde del derrumbe. En la madrugada del 4 de noviembre, Rommel desobedeció la orden de Hitler de mantener la posición a toda costa y ordenó la retirada de las Divisiones Panzer 15ª y 21ª, que formaban el “Afrika Korps” y habían sido, desde 1941, el núcleo de las fuerzas del Eje en África del Norte, junto con las divisiones acorazadas italianas “Ariete” y “Littorio”, y la División Motorizada “Trieste”. Las otrora poderosas formaciones blindadas italianas y alemanas apenas reunían unas pocas decenas de tanques operacionales, casi no tenían combustible, estaban escasas de municiones y, en general, de todo tipo de suminitros.

En la noche del 4 al 5 de noviembre, Montgomery liberó a sus divisiones blindadas y motorizadas, para que persiguieran al enemigo, que se batía en completa retirada. El Imperio Británico ganaba su primera gran victoria al Ejército Alemán en la Segunda Guerra Mundial. Montgomery no consiguió dar caza al “Afrika Korps”, de modo que Rommel pudo retirarse, aunque perdió, de hecho, la mayor parte de sus unidades acorazadas, incluyendo las divisiones italianas “Ariete” y “Littorio”, que lucharon literalmente hasta el último tanque. Las tropas de infantería, mayormente italiana, que quedaron rezagadas, por no contar con medios de transporte motorizado, se retiraron ordenadamente todo lo que pudieron, pero sin municiones, agua, comida o transporte, sólo podían ser masacrados por sus perseguidores o morir de sed en el desierto. Sus oficiales tomaron la única opción razonable, es decir, ordenar la rendición. El Eje aún tenía un ejército en África del Norte, pero tan golpeado, que no tenía posibilidades de montar ninguna contraofensiva en el futuro, ni esperanzas de recibir refuerzos importantes, con el Mediterráneo dominado por las marinas y aviaciones aliadas. La última esperanza de recuperación que pudieron abrigar italianos y alemanes se desvanecería pocos días después, cuando tropas anglo-estadounidenses desembarcaban en Argelia y el Marruecos Francés. Además del 8º Ejército Británico, Rommel tendría a su retaguardia otro ejército hostil. Pocos días después de la victoria en Egipto, el Primer Ministro Británico, Winston Churchill, recordó a sus compatriotas que faltaba mucho para derrotar a la tiranía nazi y advirtió sobre el desenlace de El Alamein: “esto no es el fin, ni siquiera es el comienzo del fin. Pero es, tal vez, el fin del comienzo.”

Una de las ventajas con las que contó Montgomery fue, por fin, un tanque apropiado y capaz de medirse con los mejores carros alemanes en condiciones de paridad: el M4 “Sherman”, de fabricación estadounidense. Al comienzo de la campaña, en 1940, los regimientos británicos de tanques estaban equipados con una serie de modelos que podían resultar aceptables, dado que los ejemplares que se les oponían, alemanes e italianos, dejaban también mucho que desear en cuanto a sus prestaciones. Sin embargo, a medida que aumentó el número de blindados italianos y se mejoraron los modelos alemanes, los viejos “Cruiser” y “Matilda” empezaron a estar en problemas. Modelos más recientes, como el “Valentine”, que fue introducido a fines de 1941, representaban un avance, pero seguían teniendo el problema de contar con armas muy inapropiadas, especialmente para el uso de munición explosiva, tan necesaria contra infantería y artillería antitanque.

A mediados de 1942, hizo su aparición el M3 “Grant” (también llamado “Lee”, en la versión construida según especificaciones británicas), armado con una potente pieza de 75 milímetros que, sin embargo, presentaba otras deficiencias, que todavía lo alejaban del ideal. En todo caso, hasta el segundo El Alamein, el “Grant/Lee” era el tanque más peligroso en el arsenal del 8º Ejército. Estaba armado con una pieza de artillería de 37 milímetros en una torreta y un arma principal de 75 milímetros en una barbeta lateral, que no giraba completamente y, por lo tanto, obligaba a orientar todo el tanque hacia el blanco, cuando éste estaba mejor blindado o protegido. La presencia de dos cañones resultaba en un diseño muy alto, difícil de ocultar y relativamente fácil de ver desde lejos. Sin embargo, el propio Rommel quedó impresionado con la potencia del cañón principal de 75 milímetros y Montgomery siguió usando un “Lee” como comando durante toda la campaña del desierto, incluso luego de que llegaron los “Sherman” para tomar el relevo.

Poco antes de la batalla decisiva, Montgomery recibió hasta 300 unidades del “Sherman”, que compartiría honores con el “Grant” y los modelos británicos en el desierto. Con el tiempo, el “Sherman” se transformaría en el modelo más característico de las fuerzas aliadas en África y en Europa. Al desplegarse con las unidades del 8º Ejército, su arma de 75 milímetros era equivalente a la usada en la versión mejorada del “Panzer IV” y superior a todos los demás modelos alemanes e italianos, a los que también superaba en blindaje, movilidad y confiabilidad mecánica. Además estaba inteligentemente diseñado, para ser fácil de producir en las fábricas y de mantener en el campo de batalla. Al final de la campaña, cuando Rommel jugaba sus últimas cartas en Túnez, los “Sherman” lucharían contra los “Tigre” alemanes, un modelo pesado, armado con una potente pieza de 88 milímetros, capaz de destruir a un “Sherman”, mucho antes de que éste estuviera a distancia de usar su cañón. En Sicilia, Italia y Francia, sería raro para las fuerzas blindadas aliadas encontrarse con los “Tigre”, que fueron casi exclusivamente destinados a luchar en el Frente Oriental. El “Pantera”, un modelo alemán ideado para contrarrestar al “T-34” soviético, gozó de mejor fama que el “Sherman”, pero tampoco era un adversario invencible, sobre todo cuando había posibilidades de maniobrar y buscar los puntos débiles del blindaje alemán. Estadísticamente, la amenaza principal para el “Sherman” provenía de las minas y de los cañones antitanque, que se cobraron la mayoría de los que fueron destruidos. De todos modos, el “Sherman” era un modelo bien equipado para lidiar contra infantería y posiciones antitanque.

En general, el “Sherman” era un tanque eficiente, menos blindado que el “Pantera” y el “Tigre”, pero mucho más confiable y sin los problemas que acarreaban estos modelos más pesados, que demandaban muchísimo mantenimiento. Tuvo mucho más que temer del ya mencionado “Panzer IV”, de los cazatanques, como el “Hetzer”, y de los cañones de asalto autopropulsados, usados profusamente como cazatanques, especialmente el “StuG III” que se convertiría en el vehículo blindado de combate más fabricado por Alemania durante la guerra. Con las ventajas propias de hallarse a la defensiva y tripuladas por dotaciones veteranas, estas máquinas causaron muchas más bajas que los “Tigre” y los “Pantera”, que fueron efectivas herramientas de propaganda, pero que probaron ser errores de diseño a la larga. El “Sherman”, en cambio, probó ser un acierto en todo sentido y, de hecho, probó su valía en muchas guerras después de 1945 e incluso fue el tanque principal de varios ejércitos del mundo hasta fines del siglo XX, incluyendo Chile que lo reemplazó por los “Leopard” en la década de 1990..

Abajo, un grupo de tanques “M4 Sherman” del 9º Regimiento de Lanceros de la Reina, justo antes del inicio de la Segunda Batalla de El Alamein, a fines de octubre de 1942.




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