Hace 100 años
18 de junio de 1917
Primera Guerra Mundial
La abdicación de Constantino
El 13 de junio, los alemanes conducen una gran incursión aérea sobre
Londres. Sus bombarderos “Gotha” causan la muerte de 157 personas y dejan 432
heridos. Son los primeros pasos del bombardeo estratégico, que será pieza
central de la estrategia de ambos bandos en la guerra siguiente. Los alemanes
trataban de justificarse, pensando que la única manera de acercar las
penalidades de la guerra al territorio británico era usando aeronaves, en
cuanto Gran Bretaña siguiera dominando los mares, al menos en la superficie.
Bajo la superficie, no obstante, las cosas eran distintas, pues la guerra
submarina sin restricciones conducida por Alemania, estaba causando enormes bajas
a la Entente, al punto de que, en marzo de 1917, las reservas de grano en las
Islas Británicas habían descendido a reservas sólo para seis semanas, debido a
las pérdidas de buques mercantes.
Para contrarrestar la amenaza de los submarinos, el almirantazgo
británico aprobó formalmente, el 14 de junio de 1917, la implementación del
sistema de convoyes para proteger sus naves mercantes y de transporte. Hasta
entonces, los altos mandos navales no se habían dejado convencer por las
bondades de un sistema que estimaban peligroso y poco práctico. Con todo, al
poco tiempo, el sistema de convoyes mostró resultados positivos y, a la larga,
significó neutralizar a los submarinos alemanes y, en gran parte, dio la
victoria final a Gran Bretaña y sus aliados.
El 12 de junio de 1917, el Rey Constantino de Grecia abdica a favor de su
segundo hijo, que se convierte en Alejandro I. Grecia estuvo dividida desde el
comienzo de la guerra. Estaba ligada a Serbia por una alianza que, sin embargo,
el monarca se negó a honrar, convencido de que nada bueno podía surgir para el
país si se involucraba en la contienda. Eleftherios Venizelos, quien fuera su
primer ministro durante parte de su reinado, hizo todo lo posible por alinear
Grecia con la Entente. Tras la renuncia de Venizelos, éste acabó liderando un
gobierno rebelde al monarca en el norte del país, ocupado por tropas de la
Entente, mientras que el rey permaneció en Atenas en una situación cada vez más
precaria.
La monarquía griega no lo había tenido fácil en los últimos decenios. El
primer rey moderno fue Otto, un príncipe de origen alemán, hijo de Luis I de
Baviera. Su pretensión de reinar como monarca absoluto, sus errores políticos y
su impopularidad finalmente condujeron a que fuera depuesto por una Convención
Nacional. Tras larga búsqueda y muchas presiones de las grandes potencias, la
Asamblea Nacional eligió a Guillermo de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg
en marzo de 1863, príncipe de la casa real danesa, que fue aclamado por la
asamblea, a diferencia de su desafortunado predecesor, que había sido impuesto
por las grandes potencias en 1832, tras producirse la independencia de Grecia.
Guillermo adoptó el nombre real de Jorge I y se hizo llamar “Rey de los
Helenos”, a diferencia de Otto, que había usado el título de “Rey de Grecia”.
Su reinado, de 50 años, fue el más largo de la historia moderna independiente
de Grecia. Le tocó enfrentar tiempos convulsionados, con disputas políticas
internas y guerras en el exterior, con rotundos fracasos, como la guerra contra
Turquía, de 1897, y la Primera Guerra Balcánica, que significó una gran
victoria para el país y considerable expansión territorial. Sin embargo, en el
marco de la victoria, cuando se acercaba a cumplir su cincuentenario en el
trono, Jorge I fue asesinado, en un incidente cuyas motivaciones nunca quedaron
del todo resueltas.
A pesar de un final violento, el prolongado reinado de Jorge I fue
tranquilo, comparado con los de sus sucesores, Constantino, Alejandro y Jorge
II, que fueron más breves y más convulsionados. Constantino, hijo y sucesor de
Jorge I, accedió al trono por primera vez en 1913, tras el asesinato de su
padre. Poco después de llegar al trono, tuvo que enfrentar la Segunda Guerra
Balcánica, que enfrentó a los antiguos aliados que habían vencido a los turcos
en la guerra anterior. La conclusión victoriosa de la nueva guerra reforzó la
posición del recién asumido monarca y motivó a Venizelos, en su calidad de
Primer Ministro, a disponer la imposición del bastón de mariscal de campo al
soberano, en una muestra de las buenas relaciones que existían entre los dos en
ese momento.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, el rey se negó a prestar su
consentimiento para que Grecia entrara en la contienda apoyando a Serbia, como
era el deseo de Venizelos y de una parte de las fuerzas políticas. Para sus
enemigos, era la “germanofilia” del monarca la que explicaba su negativa a
alinearse con los serbios y, por extensión, con Rusia, Francia y Gran Bretaña.
Es posible que haya pesado en su ánimo cierta simpatía hacia Alemania, debido a
la fuerte conexión dinástica de su familia con el “Reich” alemán y al hecho de
que su esposa, la Reina Sofía, era hermana de Guillermo. Por otro lado,
Constantino, así como se negó a apoyar militarmente a la Entente, hizo lo mismo
con el káiser, cuando éste le solicitó su alianza. En suma, Constantino pensaba
que entrar en una guerra europea, de imprevisibles consecuencias, podría cobrar
un precio demasiado alto a su pueblo, incluso si se alineaba con el bando que
terminara alzándose con la victoria.
El quiebre entre Constantino y Venizelos fue el origen del llamado “Cisma
Nacional”, que mantuvo divididos a los griegos durante decenios y dejó sentir
sus efectos después de acabadas las dos guerras mundiales. Por lo pronto, el
rey tuvo que mirar con impotencia cómo Venizelos organizaba un gobierno rebelde
en Tesalónica, que contaba con el apoyo de tropas de ocupación de la Entente,
que se enfrentaban a tropas de los Imperios Centrales, que también ocupaban
parte del país y lo habían sometido a la humillación de ser campo de batalla
sin su consentimiento. Tras meses de agravios y bajo fuerte presión
anglo-francesa, Constantino abdicó al trono en la persona de su segundo hijo,
Alejandro. Las potencias de la Entente se negaron a que Jorge, su hijo mayor y
heredero presuntivo, se convirtiera en monarca, debido a los lazos que lo
vinculaban al Ejército Alemán, donde sirvió durante un tiempo.
Al cabo de pocos años, en 1920, sin embargo, Constantino regresaría al
trono, apoyado por un pueblo cansado de la guerra, más interesado en que sus
jóvenes dejaran de morir, que en obtener gloria y expansión territorial.
Abajo, un retrato oficial de Constantino I, Rey de los Helenos, pintado
en 1914.
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