domingo, 18 de junio de 2017

Hace 100 años - 18 de junio de 1917 - Primera Guerra Mundial - La abdicación de Constantino

Hace 100 años
18 de junio de 1917
Primera Guerra Mundial

La abdicación de Constantino

El 13 de junio, los alemanes conducen una gran incursión aérea sobre Londres. Sus bombarderos “Gotha” causan la muerte de 157 personas y dejan 432 heridos. Son los primeros pasos del bombardeo estratégico, que será pieza central de la estrategia de ambos bandos en la guerra siguiente. Los alemanes trataban de justificarse, pensando que la única manera de acercar las penalidades de la guerra al territorio británico era usando aeronaves, en cuanto Gran Bretaña siguiera dominando los mares, al menos en la superficie. Bajo la superficie, no obstante, las cosas eran distintas, pues la guerra submarina sin restricciones conducida por Alemania, estaba causando enormes bajas a la Entente, al punto de que, en marzo de 1917, las reservas de grano en las Islas Británicas habían descendido a reservas sólo para seis semanas, debido a las pérdidas de buques mercantes.

Para contrarrestar la amenaza de los submarinos, el almirantazgo británico aprobó formalmente, el 14 de junio de 1917, la implementación del sistema de convoyes para proteger sus naves mercantes y de transporte. Hasta entonces, los altos mandos navales no se habían dejado convencer por las bondades de un sistema que estimaban peligroso y poco práctico. Con todo, al poco tiempo, el sistema de convoyes mostró resultados positivos y, a la larga, significó neutralizar a los submarinos alemanes y, en gran parte, dio la victoria final a Gran Bretaña y sus aliados.

El 12 de junio de 1917, el Rey Constantino de Grecia abdica a favor de su segundo hijo, que se convierte en Alejandro I. Grecia estuvo dividida desde el comienzo de la guerra. Estaba ligada a Serbia por una alianza que, sin embargo, el monarca se negó a honrar, convencido de que nada bueno podía surgir para el país si se involucraba en la contienda. Eleftherios Venizelos, quien fuera su primer ministro durante parte de su reinado, hizo todo lo posible por alinear Grecia con la Entente. Tras la renuncia de Venizelos, éste acabó liderando un gobierno rebelde al monarca en el norte del país, ocupado por tropas de la Entente, mientras que el rey permaneció en Atenas en una situación cada vez más precaria.

La monarquía griega no lo había tenido fácil en los últimos decenios. El primer rey moderno fue Otto, un príncipe de origen alemán, hijo de Luis I de Baviera. Su pretensión de reinar como monarca absoluto, sus errores políticos y su impopularidad finalmente condujeron a que fuera depuesto por una Convención Nacional. Tras larga búsqueda y muchas presiones de las grandes potencias, la Asamblea Nacional eligió a Guillermo de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg en marzo de 1863, príncipe de la casa real danesa, que fue aclamado por la asamblea, a diferencia de su desafortunado predecesor, que había sido impuesto por las grandes potencias en 1832, tras producirse la independencia de Grecia.

Guillermo adoptó el nombre real de Jorge I y se hizo llamar “Rey de los Helenos”, a diferencia de Otto, que había usado el título de “Rey de Grecia”. Su reinado, de 50 años, fue el más largo de la historia moderna independiente de Grecia. Le tocó enfrentar tiempos convulsionados, con disputas políticas internas y guerras en el exterior, con rotundos fracasos, como la guerra contra Turquía, de 1897, y la Primera Guerra Balcánica, que significó una gran victoria para el país y considerable expansión territorial. Sin embargo, en el marco de la victoria, cuando se acercaba a cumplir su cincuentenario en el trono, Jorge I fue asesinado, en un incidente cuyas motivaciones nunca quedaron del todo resueltas.

A pesar de un final violento, el prolongado reinado de Jorge I fue tranquilo, comparado con los de sus sucesores, Constantino, Alejandro y Jorge II, que fueron más breves y más convulsionados. Constantino, hijo y sucesor de Jorge I, accedió al trono por primera vez en 1913, tras el asesinato de su padre. Poco después de llegar al trono, tuvo que enfrentar la Segunda Guerra Balcánica, que enfrentó a los antiguos aliados que habían vencido a los turcos en la guerra anterior. La conclusión victoriosa de la nueva guerra reforzó la posición del recién asumido monarca y motivó a Venizelos, en su calidad de Primer Ministro, a disponer la imposición del bastón de mariscal de campo al soberano, en una muestra de las buenas relaciones que existían entre los dos en ese momento.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, el rey se negó a prestar su consentimiento para que Grecia entrara en la contienda apoyando a Serbia, como era el deseo de Venizelos y de una parte de las fuerzas políticas. Para sus enemigos, era la “germanofilia” del monarca la que explicaba su negativa a alinearse con los serbios y, por extensión, con Rusia, Francia y Gran Bretaña. Es posible que haya pesado en su ánimo cierta simpatía hacia Alemania, debido a la fuerte conexión dinástica de su familia con el “Reich” alemán y al hecho de que su esposa, la Reina Sofía, era hermana de Guillermo. Por otro lado, Constantino, así como se negó a apoyar militarmente a la Entente, hizo lo mismo con el káiser, cuando éste le solicitó su alianza. En suma, Constantino pensaba que entrar en una guerra europea, de imprevisibles consecuencias, podría cobrar un precio demasiado alto a su pueblo, incluso si se alineaba con el bando que terminara alzándose con la victoria.

El quiebre entre Constantino y Venizelos fue el origen del llamado “Cisma Nacional”, que mantuvo divididos a los griegos durante decenios y dejó sentir sus efectos después de acabadas las dos guerras mundiales. Por lo pronto, el rey tuvo que mirar con impotencia cómo Venizelos organizaba un gobierno rebelde en Tesalónica, que contaba con el apoyo de tropas de ocupación de la Entente, que se enfrentaban a tropas de los Imperios Centrales, que también ocupaban parte del país y lo habían sometido a la humillación de ser campo de batalla sin su consentimiento. Tras meses de agravios y bajo fuerte presión anglo-francesa, Constantino abdicó al trono en la persona de su segundo hijo, Alejandro. Las potencias de la Entente se negaron a que Jorge, su hijo mayor y heredero presuntivo, se convirtiera en monarca, debido a los lazos que lo vinculaban al Ejército Alemán, donde sirvió durante un tiempo.

Al cabo de pocos años, en 1920, sin embargo, Constantino regresaría al trono, apoyado por un pueblo cansado de la guerra, más interesado en que sus jóvenes dejaran de morir, que en obtener gloria y expansión territorial.

Abajo, un retrato oficial de Constantino I, Rey de los Helenos, pintado en 1914.




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