domingo, 2 de abril de 2017

Hace 75 años. 2 de abril de 1942. Segunda Guerra Mundial. El "Raid de Doolittle"

Hace 75 años
2 de abril de 1942
Segunda Guerra Mundial

El "Raid de Doolittle" 

En la entrada del 27 de marzo de 1942, en su diario personal, el Ministro de Propaganda del “III Reich”, Joseph Goebbels, escribe sobre la deportación de decenas de miles de víctimas de lo que ya es el Holocausto en marcha: “un proceso bastante bárbaro es utilizado. De los judíos, no es mucho lo que queda”. Ese día, los primeros judíos franceses son deportados hacia el campo de exterminio de Auschwitz.

En la Batalla del Mediterráneo, el 27 de marzo, los portaaviones británicos “HMS Argus” y “HMS Eagle”, escoltados por el acorazado “HMS Malaya” y su grupo de batalla, parten hacia Malta para lanzar 16 cazas “Spitfire”, destinados a reforzar las defensas de la asediada isla de Malta. La misión concluyó exitosamente y los cazas estaban en los aeródromos de Malta el día 29. La lucha sobre la isla es enconada y, el 1 de abril, bombarderos italianos hunden dos submarinos británicos anclados en La Valetta. Malta es, por estos días, el lugar más bombardeado del mundo.

Alrededor de las 23.00 horas del 28 de marzo y hasta alrededor de las 3.00 hrs. del 29, 234 bombarderos de la “RAF” dejaron caer su carga mortal sobre Lübeck, Alemania. Más de 300 muertos, 784 heridos y un 30% de la ciudad destruida, incluyendo la antigua catedral y el centro histórico de la ciudad, van mostrando la incapacidad creciente de las fuerzas armadas alemanas para defender su territorio y su población civil de los horrores de la guerra. Sólo 12 bombarderos fueron destruidos por acción del fuego antiaéreo.

En el Pacífico, aviones norteamericanos atacan posiciones japonesas en Nueva Guinea el 1 de abril de 1942. Los aparatos pertenecen a un escuadrón de aviones “A-24 Bansheee”, una variante basada en tierra del famoso bombardero en picado “Douglas SBD Dauntless”, que uso con mucho éxito la “US Navy” durante la Campaña del Pacífico. Más al norte, ese mismo día, zarpa el submarino “USS Swordfish”, cargado con 40 toneladas de comida para la guarnición filipino-estadounidense, sitiada en Corregidor por los japoneses. El submarino, sin embargo, no conseguiría llegar antes de la rendición final de la guarnición. Lo mismo pasaría con el submarino “USS Searaven”, que partiría el 2 de abril, cargado con municiones, pero no conseguiría entregarlo a la guarnición, antes de que se rindiera a los japoneses.

El 2 de abril, la “US Navy” lanza una operación de escasas consecuencias estratégicas inmediatas, pero que tendría una repercusión sicológica y militar inmensa en el mediano plazo. Ese día, el portaaviones, “USS Hornet” zarpa desde la Base Naval de Alameda, cerca de San Fransico, California, con 16 bombarderos medianos “B-25 Mitchell” a bordo, encargados de llevar adelante el famoso “Raid de Doolittle”, sobre territorio japonés.

Hasta el momento, el resultado de todos los enfrentamientos con los japoneses había sido desastroso: Pearl Harbor, las Filipinas, el Mar de Java. Los británicos también habían sido muy golpeados en Singapur, Australia y Birmania. Dejando a un lado los objetivos generales de la guerra, que se sabía podían saldarse con una victoria aliada en el largo plazo, los Aliados necesitaban desesperadamente un golpe propagandístico en la forma de una pequeña victoria, que levantara la moral del público estadounidense, poco habituado al espectáculo de ver a sus ejércitos rindiéndose y a sus buques hundiéndose. Para los mandos navales, era esencial que Tokyo estuviera entre los objetivos de un ataque aéreo de represalia. Sin embargo, los bombarderos aeronavales llevaban muy poca carga de bombas, como para que el riesgo de la incursión valiera la pena.

El capitán Donald B. Duncan, jefe de operaciones del almirante Ernest King, ideó un atrevido plan, que incluía usar pesados bombarderos del Ejército, los “B-25 Mitchell”. Entre otros, el plan tenía el inconveniente de usar un modelo que despegaba generalmente desde pistas que medían el doble de lo que medían las pistas de los portaaviones. Además, muchos líderes estadounidenses no querían arriesgar ninguno de sus preciosos portaaviones en una operación que sabían tendría más efecto propagandístico que estratégico. Después de todo, con la flota de acorazados destruida en Pearl Harbor, los cuatro portaaviones de la “US Navy” eran el único obstáculo relevante entre la Marina Imperial Japonesa y el territorio metropolitano de Estados Unidos.

Finalmente se dio luz verde al plan y se escogió al teniente coronel James Doolittle para liderar la formación de ataque. Para llevar los bombarderos hasta la distancia de lanzamiento, se escogió al portaaviones “USS Hornet”, asistido por una fuerza de escolta, mandada por el almirante William Halsey. Doolittle ensambló una fuerza de voluntarios, a los que se les ordenó estricto sigilo y no se les dio pistas sobre el objetivo que debían atacar. Sólo pudieron intuir algo, porque se les entrenó en pistas cortas, equipadas con catapultas y se les puso al día en etiqueta naval. Sabían, por tanto, que la misión sería en el Pacífico. La mayoría pensaba, al momento de zarpar, que el objetivo serían las Filipinas. Doolittle, por lo demás, ordenó que dejaran de hacer preguntas y mantuvieran la boca cerrada, para no dar materia prima a posibles espías.

Los pilotos no fueron entrenados en aterrizaje en portaaviones, porque se planificó que volaran hacia China, luego de realizar el ataque, y pudieran dar con las tropas nacionalistas chinas, aliadas de Estados Unidos en la guerra contra Japón. Los aviones tendrían que aterrizar de emergencia, en el mejor de los casos, o lanzarse las tripulaciones usando paracaídas.

Aunque los pilotos y el propio Doolittle no lo sabían, el ataque tendría consecuencias estratégicas gigantescas, pues influiría poderosamente en la decisión del alto mando japonés de lanzar la ofensiva que acabaría convirtiéndose en la Batalla de Midway.

En la fotografía de abajo, se observa la cubierta de vuelo del “Hornet”, llevando los “Mitchell” a bordo. Al lado, el destructor “USS Gwin” y, al fondo, el crucero ligero “USS Nashville”. Después de la guerra, el “Nashville” sirvió bajo bandera chilena con el nombre de “Capitán Prat”, desde 1950 y hasta 1982, cuando un destructor más moderno, que se sumó ese año a la Armada, fue bautizado con el nombre del héroe de Iquique. El crucero ligero, durante los dos últimos años de servicio, entre 1982 y 1984, se llamó “Chacabuco”.




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