Hace 100 años
27 de marzo de 1916
Primera Guerra Mundial
El 21 de marzo de 1916, se puede dar por finalizada la Batalla de Kahe, disputada en los alrededores del Monte Kilimanjaro, cerca de la frontera norte del África Oriental Alemana. Las posiciones alemanas en la zona habían sido rodeadas por tropas británicas y sudafricanas, que obligaron a los alemanes a retirarse, luego de sufrir serias bajas. A pesar del revés sufrido, las tropas coloniales obedientes al Káiser se retiraron al interior de la colonia y siguieron la lucha hasta el armisticio de 1918.
El 24 de marzo, el submarino alemán “SM UB-29” torpedea y daña gravemente el transbordador de pasajeros “SS Sussex”, que enarbolaba bandera francesa, mientras atravesaba el Canal de la Mancha con 325 pasajeros y 53 tripulantes. La nave no se hundió e incluso fue reparada luego de la guerra, pero el ataque costó la vida de 50 personas y muchos heridos, entre los que se contaban ciudadanos estadounidenses. El ataque al “Sussex” causó renovada indignación en Estados Unidos y acrecentó el sentimiento antialemán entre la población. Se sucedió un intenso intercambio de notas diplomáticas entre Washington y Berlín, que condujo finalmente, en mayo de 1916, a la promesa, por parte del gobierno alemán, de suspender la guerra submarina irrestricta. La decisión pasó a la historia como “Compromiso del Sussex” por la obvia relación entre la decisión del gobierno del Káiser y el incidente del transbordador. No sería sino hasta 1917 que los alemanes retomarían la guerra submarina sin restricciones.
El hecho dominante de la guerra en 1916 es la Batalla de Verdún, que sigue cobrando un escalofriante número de muertos y heridos cada día. Para los últimos días de marzo, la ofensiva había costado más de 80.000 bajas a los alemanes y el general Erich von Falkenhayn, Jefe del Estado Mayor Imperial, gestor del plan de ataque original, empezaba a considerar seriamente la posibilidad de detener la batalla y retirar sus fuerzas. Sin embargo, los comandantes del 5º Ejército, que era la fuerza enfrascada en la lucha contra los franceses, se opusieron a la idea y pidieron refuerzos para un nuevo intento a comienzos de abril, seguros de que las tropas francesas estaban al borde del colapso.
El 22 de marzo de 1916, Yuan Shikai abandona el trono imperial de China. En marzo de 1912, había sido elegido Presidente Provisional, una posición que le permitió acrecentar su influencia, en momentos que la destitución de la dinastía Ching, de origen manchú, había dejado un vacío de poder difícil de llenar y amenazaba con hundir a China en la anarquía. Para comienzos de 1914, Yuan había conseguido derrotar o apaciguar a la mayoría de sus rivales políticos, especialmente el “Kuomintang” (“KMT”, Partido Nacionalista Chino), liderado por Sun Yat-Sen, que se vio obligado a huir a Japón. Yuan consiguió reunir en sus manos prácticamente todo el poder político, controlando el inmenso territorio chino a través de gobernadores militares que, de hecho, controlaban a las autoridades civiles y tenían un grado de independencia que, con el tiempo, probaría ser muy perjudicial para la integridad territorial china.
Con todo el poder en sus manos, Yuan comenzó a comportarse de manera muy similar a como lo hacían los antiguos emperadores chinos. Algunos de sus consejeros sugirieron restablecer la monarquía, seguros de que el pueblo chino estaba habituado a la autocracia y de que la República no podía ser más que una fase provisional, necesaria para expulsar a los emperadores manchúes que habían sido considerados por muchos como chinos a medias, a pesar de haber estado en el poder desde 1644. El 20 de noviembre de 1915, Yuan Shikai “aceptó” la corona imperial ofrecida unánimemente por una “Asamblea Representativa”, reunida para tal efecto y adoptó el nombre de Hongxian (“Abundancia Constitucional”). Sin embargo, los cálculos de Yuan y sus asesores más cercanos resultaron erróneos. Mientras las potencias extranjeras se mostraron indiferentes o francamente hostiles hacia el Emperador Hongxian, muchos de los apoyos que Yuan había ido consolidado dentro del país durante años, se volvieron en su contra, especialmente los jefes militares regionales, sobre los que esperaba basar su nuevo régimen.
La creciente oposición a Yuan lo obligó a posponer una y otra vez los ritos tradicionales de ascensión al trono que nunca fueron celebrados. Cada día que pasaba, eran más las provincias que se pronunciaban en contra del pretendiente al trono y lo mismo pasaba con las muchísimas facciones que, a nivel regional y nacional, se disputaban las parcelas de poder en la cada vez más atomizada escena política china. El 22 de marzo de 1916, Yuan Shikai oficialmente renunció a toda pretensión al trono; sin embargo, sus enemigos demandaron también su renuncia a la Presidencia. Siguió aferrado al poder hasta su muerte natural, pocos meses después, el 6 de junio de 1916.
El experimento monárquico de Yuan profundizó las divisiones internas de China y condujo a la llamada “Era de los Señores de la Guerra”, que se extendió hasta 1928, caracterizada porque el país quedó dividido entre muchas coaliciones de jefes militares regionales que se disputaban el poder entre sí. El régimen nacionalista de Chiang Kai-Shek conseguiría unificar nominalmente a China en 1928, pero no sería sino hasta el triunfo de los comunistas, después de la Segunda Guerra Mundial, que el país volvería a tener un solo gobierno y terminarían las luchas internas.
En la fotografía, un entrenamiento de soldados del Ejército de Beiyang, que fue la base desde la que Yuan Shikai consolidó su ascenso al poder. El de Beiyang fue el más poderoso entre los muchos ejércitos regionales, formados a la usanza occidental durante las últimas décadas de la Dinastía Ching. Sin embargo, esos mismos ejércitos fueron una de las causas principales de la caída de la dinastía y de una fragmentación política que se prolongaría durante cuarenta años.
Imagen tomada de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e2/Military_training_of_the_Beiyang_Army.jpg