Hace 100 años
5 de julio de 1915
Primera Guerra Mundial
En el Frente Oriental, rusos y austro-alemanes luchan en Krasnik y Gnila-Lipa, con el Ejército Ruso batiéndose en permanente retirada. En el Báltico, escuadrones navales rusos y alemanes se enfrentan mientras realizaban operaciones de minado. Hasta el final de la contienda, la debilidad de la Flota Rusa del Báltico hizo de este mar una especie de lago alemán.
El Reino Unido instaura el Ministerio de Municiones, como respuesta a la “crisis de los proyectiles” de 1915. Nunca se había peleado una guerra como la Gran Guerra. No sólo consumía vidas como no se había visto antes en los campos de batalla, sino también se utilizaban balas de fusil, bombas de artillería y todo tipo de municiones en una escala insospechada hasta 1914. El primero en ocupar el cargo fue David Lloyd George; su exitosa gestión lo terminó catapultando a la jefatura del gobierno británico en 1916.
La campaña en el África Sudoccidental Alemana se acerca a su fin, cuando las tropas sudafricanas, al servicio del Imperio Británico, conquistan Otavifontein, dejando abiertas las puertas para la conquista total de la colonia. Pocos días después, superado en número, obligado a retirarse y sin tiempo de preparar defensas adecuadas, el general Victor Franke, último comandante de las “Schutztruppe” coloniales, tuvo que rendirse pocos días después. El territorio fue administrado por Sudáfrica, bajo mandato de la Sociedad de Naciones hasta 1990, cuando se independizó con el nombre de Namibia. Sudáfrica, al igual que otros “Dominios” del Imperio Británico, durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, se convirtieron, a su vez, en poseedores de algunas posesiones coloniales arrebatadas a Alemania y a sus aliados durante la contienda.
En estos días finales de junio y los principios de julio de 1915, los italianos están empeñados en la Primera Batalla del Isonzo. El río Isonzo corre por el actual territorio de Eslovenia, en ese entonces, parte del Imperio Austrohúngaro. De todos los frentes de la guerra, el italiano era el menos adecuado, no sólo para las acciones ofensivas, sino para cualquier tipo de guerra en absoluto. Casi toda la frontera austro-italiana era muy montañosa, coronada por picos que superan los 3.000 metros. A pesar de la dificultad del terreno, el “Regio Esercito Italiano”, una y otra vez, atacó las posiciones autrohúngaras, sufriendo muchas bajas y consiguiendo avanzar muy poco. El alto mando italiano estaba muy exigido por su gobierno y por los otros gobiernos aliados, para que se mantuviera al ataque sobre Austria-Hungría, intentando así disminuir la presión que esta última y Alemania ejercían sobre Rusia.
En la frontera alpina, que separaba el Reino de Italia y el Imperio Austro-Húngaro, la región circundante al Isonzo y cercana a la costa del Adriático, era de las pocas zonas donde los movimientos ofensivos de un ejército eran posibles, aunque muy dificultosos de todos modos. Para empeorar las cosas a los italianos, en casi toda la extensión del frente, los austriacos ocupaban las zonas altas, defendibles con pocas tropas, desde las que se podía atacar impunemente a las fuerzas que avanzaban hacia sus posiciones.
En la imagen, tropas austrohúngaras, posiblemente “cazadores” disparan desde su cómoda posición a los italianos que, mucho más abajo, se exponen a su fuego, mientras intentan cruzar los valles. Pequeñas unidades, como la de la fotografía, podían contener fuerzas muy superiores en número durante semanas.
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