13 de febrero de 1940
Segunda Guerra Mundial
Las tropas soviéticas, luego de una larga serie de humillantes derrotas, consiguen imponer finalmente su aplastante superioridad numérica sobre los fineses y consiguen romper la Línea Mannerheim en la región de Suma. En esta misma fecha, Hitler ordena iniciar la guerra submarina sin restricciones.
Cinco días antes, el 10 de febrero, la Unión Soviética acuerda suministrar granos y otras materias primas a la Alemania nazi, como parte de los convenios suscritos entre ambas partes, luego de la firma del Pacto Molotov-Ribbentrop.
Uno de los mitos más extendidos en torno a la Segunda Guerra Mundial es que la Alemania Nazi atacó, en 1941, a una Unión Soviética desprevenida, confiada en los tratados firmados con Alemania y, sobre todo, carente de la más elemental preparación para la guerra. Historiadores rusos, como Mark Solonin y Viktor Suvorov, entre otros, sin embargo, han sostenido lo contrario. La verdad es que el régimen comunista se preparaba hacía mucho tiempo para la guerra que instauraría la dictadura del proletariado hasta las Islas Británicas. De hecho, el primer enemigo a batir era Gran Bretaña, considerada todavía como la primera potencia mundial. Era lógico entonces que, al estallar la guerra en 1939, Stalin decidiera apoyar a Hitler que, en ese momento, aparecía como enemigo de sus enemigos y como el bando más débil de la guerra. No obstante, Stalin no esperaba que el desempeño de las tropas aliadas (especialmente del Ejército Francés) resultara tan decepcionante y que los alemanes fueran virtuales dueños de Europa Occidental y Central antes de que pasara un año del inicio de la guerra.
El nuevo escenario planteado por las fulminantes victorias de los nazis en 1939-1940, obligó a replantear las cosas a Stalin, que ordenó la preparación de planes para iniciar la tan esperada guerra, pero dirigida ahora contra Alemania y sus aliados. Según lo investigado por Mark Solonin, la fecha para atacar Alemania habría sido fijada para fines de julio de 1941, es decir, justo un mes más tarde de producido el ataque de Alemania hacia la Unión Soviética. Pero aún en 1940, los dos tiranos, Hitler y Stalin, guardaban las apariencias y mostraban al mundo una alianza armónica.
En la imagen, aparece un ejemplar restaurado del tanque soviético T-34, posiblemente el mejor tanque de la guerra. Al invadir Rusia en 1941, los tanques soviéticos no sólo eran muy superiores en número, sino también en calidad. El odio de los soldados soviéticos por su propio gobierno y la negativa inicial a luchar por la tiranía comunista, además del profesionalismo militar alemán, se conjugaron para posibilitar el rápido avance germano hasta 1942. Luego, el pueblo soviético se dio cuenta de que los nazis, lejos de liberarlos, planeaban llevar a cabo una guerra de exterminio y esclavización. Sólo entonces, el inmenso Ejército Rojo tomó las armas en serio y terminó llevando la carnicería de vuelta hasta Berlín.
Imagen tomada de http://riad.pk.edu.pl/
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