27 de noviembre de 1914
Paul von Hindenburg es nombrado mariscal de campo, una distinción que sería concedida a un puñado selecto de militares alemanes en la dos guerras mundiales.
La promoción de Hindenburg fue un reconocimiento a las resonantes victorias que obtuvo frente a los rusos, en el frente oriental. Rusia era una potencia mundial indiscutible al inicio de la guerra. Dominaba una masa terrestre que era sólo superada por el Imperio Británico y por la China Manchú. Al despuntar el siglo XX, exhibía una rápida industrialización, que atraía abundante inversión extranjera, especialmente francesa, con el aliciente de rendir negocios en uno de los países con más recursos naturales del mundo. Su población superaba los 125 millones de habitantes y, aunque había sufrido una humillante derrota en 1905, frente a Japón, mantenía importantes esferas de influencia en el extremo oriente, Asia central, el Mar Negro y los Balcanes.
Sin embargo, Rusia era también un Imperio multiétnico, lleno de contradicciones nacionalistas internas, y el acelerado desarrollo económico produjo una clase obrera descontenta en las grandes ciudades, que se unió a una parte del campesinado y a los soldados del frente en el estallido de la Revolución de 1917. Esta revolución, que terminó marcando la fisonomía del siglo XX, se desencadenó, en gran parte, a causa de las derrotas y el vacilante manejo político del gobierno de Nicolás II durante la contienda, a quien terminó costando el trono y la vida.
Al comienzo, sin embargo, Hindenburg y sus tropas tuvieron que enfrentar tropas entusiastas, motivadas y leales al Zar, que fueron muy echadas de menos en los días oscuros de la asonada bolchevique. Un buen ejemplo es el que aparece en la imagen (tomada de http://
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