24 de noviembre de 1914.
En la víspera, el gobierno portugués anuncia que colaboraría con el Reino Unido. Con el tiempo, Portugal declararía la guerra a los Imperios Centrales y sus tropas lucharían contra los alemanes en Francia.
La postura de Portugal puede explicarse, en parte, por la hostilidad y cercanía de su Imperio Colonial con las posesiones africanas de Alemania. Sin embargo, los antecedentes son mucho más antiguos, tanto como la Edad Media. La llamada "Alianza Anglo-Portuguesa" es la alianza más antigua aún en vigor y se puede rastrear tan atrás como el año 1147, cuando un contingente de cruzados provenientes de Inglaterra y otros estados nórdicos, en ruta a la Segunda Cruzada, etaparon en Portugal para ayudar al Rey Alfonso Henriques a asediar y conquistar Lisboa de los moros.
La alianza fue formalizada por el tratado de 1373 y el matrimonio entre Filipa de Lancaster, hija de Juan de Gante, y el Rey Juan I de Portugal, el primero de una serie de monarcas que gobernó Portugal durante su época de mayor poderío y prosperidad.
Posteriormente la Guerra de los Siete Años, las Guerras Napoleónicas y las guerras mundiales serían otras tantas oportunidades de poner a prueba exitosamente la alianza. Luego de la Segunda Guerra Mundial, con el establecimiento de la OTAN y de la Comunidad Europea, las relaciones anglo-portuguesas se han regido en el marco de las relaciones continentales, pero se entiende todavía vigente en el plano formal y simbólico.
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