En los últimos siete días, la ofensiva alemana en el Oeste ha llevado a las fuerzas aliadas a una situación estratégica crítica. El ataque alemán se abrió el 10 de mayo con dos espectaculares acciones aerotransportadas. En Bélgica, 80 soldados alemanes llegaron en planeadores hasta el Fuerte de Eben Emael, considerado inexpugnable, y lo neutralizaron en un osado golpe de mano, hasta que llegaron las tropas regulares alemanas y obligaron a la guarnición a rendirse. Así, una de las fortalezas principales del dispositivo defensivo belga, que se esperaba detuviera a los atacantes durante semanas, era capturada en menos de dos días. El camino hacia Bélgica quedaba abierto.
El 12, a dos días de iniciado el ataque, los franceses intentan contraatacar en Bélgica, produciéndose, en Hannut, la mayor batalla de tanques registrada hasta la fecha. La espectacularidad de las acciones aerotransportadas en Bélgica y Holanda reafirmó la convicción del alto mando aliado, especialmente del comandante en jefe francés, Maurice Gamelin, de que la ofensiva repetiría la estrategia de 1914. Los franceses respondieron enviando hacia la trampa de Bélgica a sus mejores ejércitos, incluyendo el 1° y el 7°, que concentraban la mayor y más moderna parte de las unidades blindadas francesas: las “Divisiones Ligeras Mecanizadas” y las “Divisiones de Coraceros de Reserva”, además de las potentes divisiones de infantería motorizada. Junto a lo mejor del Ejército Francés, la “BEF” (“British Expeditonary Force”) también avanzó hacia el norte en pleno, dejando tropas de segunda línea defendiendo lo que sería, en definitiva, el punto decisivo en el ataque alemán: las Ardenas y, más concretamente, Sedán.
El 13 de mayo, se produjo la ruptura del frente Aliado en Sedán. Los mandos aliados todavía creían que la batalla principal se daría en Bélgica y pensaban que lo ocurrido en las Ardenas era una distracción. Con el correr de los días, seis “Panzerdivisionen” se colarían en la retaguardia de las principales tropas aliadas, a través de una región considerada, hasta 1940, como impasable para los tanques. Para ese momento, la mayor parte del poderoso 7° Ejército Francés había llegado hasta el sur de Holanda, donde se suponía debía enlazar con las fuerzas locales y proteger el flanco norte del Ejército Belga.
El 14, los tanques franceses se retiraron de Hannut, a pesar de haber luchado con relativo éxito contra los "Panzer". Las alarmantes noticias obligaban al mando francés a reubicar todas sus piezas. Aunque el resultado fue estratégicamente favorables a los alemanes, en sus batallas en Bélgica, los modelos franceses se mostraron muy superiores a los carros de combate germanos, que lograron sus objetivos gracias al apoyo de su fuerza aérea y a la superior coordinación entre sus unidades. De todos modos, en su enfrentamiento con los tanques franceses, los alemanes sufrieron graves pérdidas que les hicieron considerar la debilidad de la mayoría de sus blindados.
Winston Churchill había asumido el gobierno británico el pasado 10 de mayo, al mismo tiempo que los alemanes iniciaban su invasión, El 16, visitó París, dándose cuenta de que la situación de las fuerzas aliadas rápidamente está pasando desde crítica a desesperada. Mientras tanto, la fuerzas aéreas aliadas (franceses y británicos; los holandeses ya se habían rendido y la “Aeronautique Militaire” belga había sido borrada del mapa prácticamente en los dos primeros días de lucha) intentaban, sin éxito, destruir los puentes sobre el Mosa para prevenir el paso de más fuerzas blindadas y motorizadas alemanes hacia la retaguardia aliada.
El 17, los alemanes entran en Bruselas, que se une a Viena, Praga, Varsovia, Oslo, Copenhague, Luxemburgo y Amsterdam en la lista de capitales europeas holladas por la bota nazi. Un día antes, el gobierno belga había abandonado el país con dirección a Burdeos. Pronto tendría que partir hacia Londres.
En la imagen, soldados alemanes inspeccionan un grupo de tanques franceses modelo “SOMUA S-35”. El SOMUA demostró ser superior a los carros alemanes en muchos aspectos. Lo mismo pasó con otros modelos de tanques franceses y británicos que individualmente eran mejores que sus contrapartes alemanes y usualmente les causaban sensibles pérdidas en sus enfrentamientos directos. Sin embargo, durante la campaña de mayo de 1940, rara vez los franceses supieron explotar sus escasos éxitos y, en cambio, los alemanes siempre fueron capaces de extraer lo mejor de las circunstancias, aunque estaban superados numérica y técnicamente.
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