Hace 75 años
6 de diciembre de 1940
Segunda Guerra Mundial
Durante todo el mes de diciembre de 1940, británicos y alemanes intercambian bombardeos. Un día, es el turno de Londres, Southampton, Liverpool o Coventry… al día siguiente, la RAF devuelve la cortesía en Dusseldorf, Múnich, Berlín o Colonia. La “Luftwaffe” causa todo el daño que puede y atrae a cuantos aviones británicos le sea posible, para destruirlos en el aire. Los británicos, en tanto, dejan claro que devolverán los golpes siempre que puedan, por muy acorralados que parezcan en la entrada del invierno de 1940-1941.
Prosigue la contraofensiva griega en contra de los italianos, que ya llevan varios días resistiendo desde el territorio de su protectorado albanés. Pogradec, Sarandë y Gjirokastër, todas situadas dentro de Albania, caen ante el avance de los helenos entre el 1 y el 8 de diciembre.
El 1 de diciembre, Franklin D. Roosevelt pide la renuncia a su embajador ante el Reino Unido, Joseph P. Kennedy, luego de unas muy imprudentes declaraciones dadas a la prensa. En cierta entrevista, Kennedy decía, entre otras cosas, que los británicos sólo luchaban por supervivencia, no por la democracia, y que última, en Inglaterra, estaba “acabada”. Estas declaraciones colmaron la paciencia de Roosevelt, que había tolerado otras ocurrencias de Kennedy, como tratar de reunirse con Hitler, ya habiendo estallado la guerra, sin previa aprobación del Departamento de Estado. Su hijo, John F. Kennedy, tendría una meteórica carrera política, al convertirse en Presidente de Estados Unidos en 1961, para ser luego asesinado en 1963.
Entre el 6 y el 9 de diciembre, se producen los primeros movimientos de la “Operación Compass”, que fue el nombre en clave dado a la primera contraofensiva aliada lanzada en el Norte de África por la Fuerza del Desierto Occidental. Cuando Italia declaró la guerra a Gran Bretaña, en junio de 1940, las tropas italianas en Libia se dividían en el 5º Ejército, estacionado en Tripolitania, y el 10º Ejército, estacionado en Cirenaica. Tras la derrota de Francia, las fuerzas francesas estacionadas en Túnez y Argelia dejaron de ser una amenaza, lo que permitió a los italianos concentrar sus recursos en la frontera libio-egipcia. Las fuerzas italianas parecían formidables en teoría, con cuatro cuerpos de infantería, que totalizaban 150.000 hombres; 1.600 piezas de artillería, 600 vehículos blindados y más de 300 aviones. Sin embargo, gran parte del equipo era obsoleto, partiendo por los blindados que, en su gran mayoría, eran tanquetas, como la “L3/33”, que no tenía nada que hacer contra los blindados británicos y cuyo blindaje no resistía nada más fuerte que el impacto de una bala de fusil. Las tropas italianas contaban con cierto número de tanques medianos “Fiat M11/39”, que podían rivalizar con los “Cruiser” británicos, pero sus tripulaciones, en general, eran lanzadas al campo de batalla con muy escaso entrenamiento.
En cuanto a fuerza áerea, los “Fiat Cr.42” y los “Savoia-Marchetti SM.79” eran equivalentes a los “Gloster Gladiator” y “Vickers Wellington” británicos, y los pilotos italianos eran hábiles y valerosos, pero su efectividad quedaba muy limitada por la pobre coordinación entre las fuerzas aéreas y las fuerzas de tierra. La escasa atención prestada a las comunicaciones queda demostrada por el hecho de que partidas completas de tanques italianos estaban diseñadas con los espacios y arranques para equipos de radio, pero nunca se encargó la instalación de las mismas.
La Fuerza del Desierto Occidental, que defendía Egipto, subordinada al Comando Británico del Medio Oriente, alineaba 36.000 soldados aproximadamente, reunidos en la 7ª División Acorazada y la 4ª División de Infantería India. El 12 de diciembre, esta última sería enviada al África Oriental y reemplazada por la 6ª División Australiana de Infantería. En franca inferioridad numérica frente a los italianos, la fuerza británica era motorizada en gran parte y su equipo, en general, era muy superior al que tenían los italianos, muy especialmente en cuanto a la artillería.
Los italianos estaban ocupando una pequeña franja de territorio en la costa egipcia desde septiembre, cuando lanzaron una ofensiva muy limitada, que avanzó menos de 100 kilómetros en territorio enemigo. Luego de quedarse cortos de suministros y carentes de suficientes vehículos, los italianos formaron una línea defensiva de varios campamentos fortificados y esperaron a recibir más equipo de Italia, que había comprometido sus mejores divisiones en la fallida invasión de Grecia.
El alto mando británico planificó un contraataque para comienzos de diciembre de 1940. El comandante de las fuerzas de la “Commonwealth”, sir Archibald Wavell, no se hacía demasiadas ilusiones y ordenó planificar una ofensiva limitada a empujar a los italianos fuera del pequeño territorio que ocupaban en Egipto, pero dejó a sus subordinados en libertad de acción, para el caso en que se presentara la oportunidad de explotar una situación favorable. A las pocas horas de iniciado el ataque británico, las situaciones favorables se multiplicaron y la “Operación Compass” terminó convertida en un insospechado éxito para los británicos y en un completo desastre para las tropas de “Il Duce”.
Abajo, fotografía de un tanque británico “A9 Cruiser Mk.I”. El “A9” fue el primero de una serie de tanques británicos tipo “crucero” (“cruiser”), concebidos para explotar las brechas que pudieran producirse en los dispositivos defensivos enemigos. Se esperaba que fueran ágiles y, por tanto, resultaba aceptable que sacrificaran algo de su blindaje para favorecer la velocidad. El complemento natural de los “cruiser” era el tanque de infantería, como el “Matilda”, fuertemente acorazado y lento, capaz de resistir el impacto de proyectiles de grueso calibre y de romper las fortificaciones enemigas, apoyando a los infantes que avanzaban protegidos por su fuego. En los primeros años de guerra, a pesar de presentar muchas fallas mecánicas, el “A9”fue capaz de cumplir su tarea, sobre todo contra los tanques italianos que, en general, estaban mal equipados y peor dirigidos. Sin embargo, al avanzar la guerra y enfrentarse con armamento más peligroso, especialmente cuando tuvo que enfrentar armamento alemán, el “A9” se mostró inadecuado y terminó siendo retirado de la primera línea del frente norteafricano para fines de 1941.
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