Hace 100 años
27 de diciembre de 1915
Primera Guerra Mundial
El 25 de diciembre, los turcos lanzan un gran ataque sobre las fuerzas británicas asediadas en Kut. En el norte del frente del Medio Oriente, los rusos avanzan sobre Kangavar, Persia, pero no tienen los recursos ni la determinación para perseverar en la ofensiva, de modo que no es mucho lo que alcanzar a hacer por aliviar la presión sobre los británicos.
En África, alemanes y británicos se enfrentan en el Lago Tanganika. Pequeñas naves fluviales protagonizan batallas navales a pequeña escala. A pesar de su porfiada resistencia, las tropas coloniales alemanas, rodeadas y aisladas de su metrópoli, deberán ceder terreno.
En el Frente Occidental, se producen episodios aislados de fraternización y hasta se juega algún partido de fútbol en la “tierra de nadie”. Pero los oficiales tienen mucho cuidado de evitar que se produzcan las treguas del año anterior, bajo amenaza de sanciones disciplinarias a los infractores.
El hecho más relevante es el inicio de la evacuación de Gallípoli por parte de las tropas aliadas. La campaña se había iniciado con el desembarco de británicos y franceses, en abril de 1915, con el objetivo de tomar Constantinopla, esperando que, al ocupar su capital, los turcos saldrían de guerra. Los aliados de la Entente esperaban también que la operación les permitiera controlar los estrechos que unen en Mar Negro con el Mediterráneo, para poder enviar suministros a los rusos, que llevaban varios meses luchando a la defensiva contra los alemanes, mucho mejor equipados que las tropas del Zar.
Para mediados de noviembre, el frente estaba estancado casi en el mismo lugar donde las tropas aliadas habían desembarcado, más de seis meses antes. En el interín, Winston Churchill, cerebro de la operación, tuvo que renunciar a su cargo de Primer Lord del Almirantazgo y, para muchos, se había convertido en un cadáver político. La idea de Churchill no era mala y tenía que ver con atacar la periferia de los Imperios Centrales desde unos de sus puntos más débiles, como era el decadente Imperio Otomano. Sin embargo, la campaña no estuvo bien dirigida, se desperdiciaron miles de vidas en inútiles ataques frontales contra posiciones bien defendidas y los atacantes nunca aprovecharon bien la ventaja que les daba el dominio franco-británico del mar. Para fines de 1915, el escenario además había cambiado, con el Frente Occidental estancado, el Frente Oriental dominado por los austro-alemanes, el Medio Oriente muy indeciso y los Balcanes, que eran el escenario más cercano a los estrechos, derechamente se iban convirtiendo en un desastre para la Entente, con el territorio serbio a punto de ser copado por Austria-Hungría, Alemania y Bulgaria, que se había sumado hace poco a los Imperios Centrales.
La evacuación partió por dos puntos conocidos como Bahía Suvla y “Ensenada Anzac”, esta última bautizada por el “Australian and New Zeland Army Corps” (“Anzac”, “Cuerpo de Ejército Australiano y Neozelandés”). En efecto, la mayor parte de la lucha, por parte de los aliados, fue soportada por tropas de estos dos dominios del Imperio Británico, que hasta el día de hoy consideran la lucha en Gallípoli como un elemento central en su toma de conciencia nacional.
A diferencia de lo ocurrido en las operaciones de meses anteriores, la evacuación estuvo bien ejecutada y se saldó casi sin bajas, al contrario de lo que anticiparon los altos mandos, que esperaban perder miles de hombres, una vez que los turcos se dieran cuenta de la retirada y se lanzaran en persecución de los hombres que intentaban evacuar por mar. Pero eso no ocurrió y las unidades pudieron embarcar con relativa tranquilidad. Sin embargo, el conjunto de la campaña no fue tan inocuo. Además del hecho de retirarse del campo de batalla sin la victoria, las pérdidas de los aliados llegaron a 27.000 franceses y 115.000 soldados británicos y de los dominios, entre muertos y heridos. Y gran parte del armamento y los suministros tuvo que ser dejado atrás, aunque la mayor parte fue destruida para evitar que cayera en manos del enemigo. En la madrugada del 20 de diciembre de 1915, las últimas fuerzas de la Entente abordaban los transportes que los llevarían a un corto descanso y luego a ser desplegados en otros frentes de la guerra. Los Aliados mantendrían su presencia en Cabo Helles hasta el 9 de enero, cuando también esa playa sería evacuada, poniendo definitivo fin a la Campaña de Gallípoli.
Abajo, una fotografía tomada desde el acorazado “HMS Cornwallis”, donde se ve un enorme incendio provocado por las tropas “Anzac”, que se cuidaron de destruir todo lo que pudiera ser útil al enemigo.
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